Ciudad de México 19 noviembre._Transitar de los combustibles fósiles a las energías renovables, invertir en ciencia básica y aplicada, así como avanzar en la adaptación a las transformaciones que produce el cambio climático, son políticas públicas que debe implementar el país, alertaron investigadores de la UNAM.
Un escenario de inacción puede reducir drásticamente la capacidad de producción agrícola en nuestra nación, con disminución en los rendimientos de cinco a 20 por ciento en las próximas dos décadas, y llegar hasta el 80 por ciento a finales de siglo para algunos cultivos y estados, anticipó el coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC), Francisco Estrada Porrúa.
El también investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICACC) de la UNAM, refirió que los riesgos por inundaciones en el territorio nacional son elevados y se incrementarían de manera sustancial, advirtió.
“Actualmente, el daño anual esperado en México por inundaciones fluviales es de siete mil millones de dólares y por inundaciones costeras es de 130 millones de dólares. Tamaulipas, Veracruz y San Luis Potosí tendrán los mayores niveles de riesgo por inundación fluvial, así como el centro del país”, comentó.
Acuerdo de París
La investigadora del Instituto de Ingeniería (II), Ruth Cerezo Mota, consideró que la reunión de Glasgow tuvo aspectos positivos y negativos. Por ejemplo avances en el libro de reglas del Acuerdo de París que no se habían logrado en eventos anteriores.
Cerezo Mota recordó que se apoyaron las pláticas sobre deforestación y al medio ambiente, firmadas por 103 países, de ahí que se esperan mejoras en este sector.
La especialista reconoció que aún en los acuerdos prevalecen las acciones voluntarias y no obligatorias, lo que podría afectar su cumplimiento.
Entre los acuerdos positivos destacó dos: la quema de carbón en el mundo, respecto a la cual la COP 26 se comprometió a disminuir gradualmente el uso de ese combustible fósil y a reducir el consumo de metano en un 30 por ciento para 2050.
“No hubo avances respecto a la mitigación, se quedaron muy cortos y al final las negociaciones fueron muy fuertes. Es parte de la justicia climática, la deuda que tienen ciertos países en términos de contaminación”, resaltó.