La UTC viene fijada por los relojes atómicos (TAI), pero teniendo en cuenta el ritmo del ángulo de rotación de la Tierra (UT1), el cual varía. Para ajustar ambos relojes ha sido necesario, en varias ocasiones desde 1972, añadir un segundo intercalar, es decir hacer que un minuto en concreto dure 61 segundos.
Un segundo muy importante
Aunque un segundo parece poca cosa, actualmente muchas actividades en internet dependen de servidores con tiempos exactos. Por eso, el código que lleva la cuenta del tiempo en cada ordenador suele estar diseñado para manejar ese segundo extra ocasional.
Hasta ahora, la rotación de la Tierra se había acelerado gradualmente, de forma que el tiempo UT1 corría más rápido que el de los relojes atómicos. Lo cual implica que con los años, la hora UTC tendría que perder un segundo para mantener la sincronía, (el último minuto de un año determinado tendría 59 segundos).
La idoneidad de seguir usando segundos intercalares es algo que aún discute la comunidad internacional, que tampoco se ha pronunciado sobre si uno en sentido negativo sería necesario.
De decidirse, sería la primera vez en la historia que se aplicaría un segundo intercalar negativo por lo que será difícil asegurarse de que todos los ordenadores interconectados del mundo puedan permanecer sincronizados.
La investigación de Agnew, para la que empleó modelos matemáticos, indica que ese segundo negativo podría haber sido necesario en 2026, pero que la influencia del deshielo de los polos en la velocidad de la Tierra lo retrasará unos tres años.
¿Por qué el deshielo provoca disminución en la velocidad?
El cambio climático está provocando un aumento en el deshielo del Ártico. El hielo al derretirse se va al océano en su forma líquida, y esta agua eleva el nivel del mar, lo cual equivale a una transferencia de masa desde los polos al ecuador. Esto causa que la velocidad de rotación de la Tierra disminuya, explica el autor del estudio en un comunicado.
La ralentización de la rotación de la Tierra causada por el deshielo y por cambios en el movimiento de su núcleo, ha retrasado el momento de tomar la decisión de si es necesario o no incluir un segundo intercalar negativo y da más tiempo para prepararse.
Sin embargo, el autor no quiere referirse a esto como un «efecto bueno del cambio climático».
«Creo que considerar positivo el calentamiento global por su efecto en el cronometraje es como mirar un lago contaminado y considerarlo positivo por sus interesantes colores», señala.
En todo caso, que el cambio climático haya sido capaz de modificar la velocidad a la que gira toda la Tierra es, destaca Agnew, «otro indicio más de que estamos teniendo un efecto sobre el mundo como nunca antes se había visto».
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