El arsénico (As) está presente de forma natural y en niveles altos en las aguas subterráneas de países como Argentina, Bangladesh, Camboya, Chile, China, Estados Unidos, India, México, Pakistán y Vietnam, como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Mientras que dicha entidad establece que el As no debe rebasar los 10 microgramos (μg) por litro, la norma mexicana establece 25 μg por cada mil mililitros. Las principales fuentes de exposición son por bebida o por cultivos regados y alimentos preparados con agua contaminada.
A decir de Francisca Alicia Rodríguez Pérez, investigadora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, el arsénico en agua destinada a consumo humano es un problema en aumento debido a la sobreexplotación de los acuíferos.
“Cada vez tenemos que hacer la extracción hídrica de pozos más profundos y sus características cambian. La calidad del agua bebible hoy no es la misma que la de hace 40 años”.
El As inorgánico es un compuesto carcinógeno confirmado y un contaminante químico que puede estar presente en el agua bebible de ciertos lugares. Hay arsénico inorgánico y orgánico, y mientras que los compuestos del primero (como los hallados en el agua) son muy tóxicos, los del segundo (como los que tiene el marisco) son menos perjudiciales.
Síntomas
Los síntomas inmediatos de intoxicación aguda incluyen vómitos, dolor abdominal y diarrea, seguidos de entumecimiento y hormigueo en las extremidades, calambres musculares y, en casos extremos, la muerte.
La sintomatología inicial de la exposición prolongada a altos niveles de As inorgánico se observa en la piel e incluye cambios de pigmentación, lesiones cutáneas, durezas y callosidades en palmas de las manos y plantas de los pies. Tales efectos se dan tras una exposición mínima de cinco años y pueden ser precursores de carcinomas y melanomas. El contacto continuo con el As también causa cáncer de vejiga y pulmón.