A 36 años de haberse adoptado el Protocolo de Montreal, uno de los acuerdos medioambientales más importantes para la humanidad es que las acciones para la protección de la capa de ozono deben continuar, afirma en entrevista el investigador del Grupo de Aerosoles Atmosféricos del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, Oscar Augusto Peralta Rosales.
“Cuando se descubrió que los compuestos fluoro y bromo carbonados utilizados en los refrigeradores desde los años 50 eran muy reactivos con el ozono, comenzaron a haber protocolos y programas para reducir su producción y consumo, eso ha permitido que el agujero de ozono que está en la estratosfera no crezca más, se ha mantenido ‘estacionado’”, explica.
El experto abunda que existe una nueva generación de refrigerantes y propelentes que son parecidos y se usan demasiado en botes de aerosol, tanto para el cabello como para pinturas. Por lo que disminuir su empleo es aminorar la producción y así evitar que ascienda a la atmósfera y la perjudique.
Reducir uso de automóvil
“Reducir ese consumo es importante, también el uso del automóvil porque genera óxido de nitrógeno, que eventualmente en algunos casos puede ascender y contribuir a atacar la capa de ozono en la estratosfera, además de tratar de adquirir lo menos posible productos que contengan bromuros, como pinturas, esmaltes que son muy agresivos con el ozono”, detalla.
De acuerdo con Peralta Rosales se le denomina capa, pero está distribuida en un espesor de 10 kilómetros; es invisible, son moléculas móviles que suben y bajan, que no corresponden exactamente a un techo preciso con una altura definida. Sabemos que está a una altura de 15 a 35 kilómetros por encima de superficie: es la capa de ozono e impide que se destruya la vida.