imagen tomada de revistacienciasdelatierra.com
Cuando pensamos en cuidar el planeta, la mayoría imagina reciclar, cambiar bombillas o usar menos agua.
Sin embargo, un estudio reciente de la Academia Nacional de Ciencias reveló que esas acciones, aunque positivas, no son las más efectivas para combatir el cambio climático.
De acuerdo con la investigación, las tres decisiones individuales que más reducen las emisiones contaminantes son:
El estudio, liderado por Madalina Vlasceanu, profesora de ciencias sociales ambientales en la Universidad de Stanford, muestra que la mayoría de las personas sobreestima el impacto de acciones pequeñas, como reciclar, y subestima el efecto real de hábitos más intensivos en carbono, como volar o tener una mascota carnívora.
Los viajes en avión son una de las actividades más contaminantes.
Un solo vuelo redondo entre Nueva York y Los Ángeles genera más de 600 kilos de CO₂ por pasajero, una cifra equivalente a vivir sin coche por tres meses o dejar de comer carne durante un año, según la Organización de Aviación Civil Internacional.
Por eso, reducir los vuelos (o preferir medios de transporte más sostenibles) puede tener un impacto ambiental enorme.
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio fue la huella de carbono de las mascotas, especialmente los perros.
Su dieta rica en carne contribuye a la ganadería intensiva, una de las principales fuentes de metano y deforestación en el planeta.
“El público no asocia a sus mascotas con las emisiones de carbono. Ese vínculo no está claro en la mente de la gente”, explicó Jiaying Zhao, coautor del estudio.
Aunque esto no significa que debamos dejar de tener mascotas, sí invita a reflexionar sobre alternativas más sostenibles, como equilibrar su alimentación o compensar su impacto con acciones ecológicas.
Usar electricidad renovable es otra medida de alto impacto. Cambiar a energía solar o eólica reduce directamente las emisiones de dos de los sectores más contaminantes: la vivienda (calefacción y refrigeración) y el transporte.
Pequeñas decisiones como instalar paneles solares o contratar proveedores de energía verde pueden marcar una gran diferencia en la huella de carbono de un hogar.
Aunque reciclar, usar focos LED o lavar la ropa con agua fría son prácticas útiles, su impacto es mucho menor comparado con los vuelos o la energía que usamos.
De hecho, menos del 10% del plástico reciclado realmente se reutiliza, según el informe.
Los expertos apuntan que la visibilidad de estas acciones hace que las personas las sobrevaloren: “Ver cómo reciclas una botella es más tangible que imaginar la contaminación que genera un avión”, explicó Zhao.
El estudio concluye que informar y educar es la clave para cambiar hábitos de mayor impacto.
“Cuando la gente comprende qué acciones son realmente efectivas, se muestra más dispuesta a adoptarlas”, señaló Vlasceanu.
En resumen, si quieres ayudar al planeta, la próxima vez que pienses en reciclar, también considera volar menos, optar por energía limpia y reflexionar sobre el consumo de tus mascotas.
A veces, las decisiones más efectivas son las que menos imaginamos.
Con información de El imparcial.
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