Ciudades esponja: la solución urbana contra inundaciones y sequías
Ciudades esponja: la solución urbana contra inundaciones y sequías

Ciudades esponja: la solución urbana contra inundaciones y sequías

Las inundaciones y la escasez de agua son dos de los grandes problemas que enfrentan las ciudades en tiempos de cambio climático.

Ante esto, surge un concepto innovador: la ciudad esponja, una propuesta urbanística que ya se aplica en países como China, Estados Unidos, Alemania y Dinamarca.

¿Pero qué es exactamente una ciudad esponja?

Se trata de un modelo urbano diseñado para retener, filtrar e infiltrar agua de lluvia, utilizando la naturaleza como aliada.

En lugar de que el agua se desperdicie o provoque desastres, se canaliza para recargar acuíferos, alimentar aguas subterráneas y reducir el riesgo de inundaciones.

El Observatorio de Innovación para Ciudades Sostenibles (OICS) define a la ciudad esponja como una urbe sensible al agua, con áreas verdes, vegetación que captura carbono y espacios que fomentan la biodiversidad.

En pocas palabras: la ciudad funciona como un gran bosque.

¿Qué convierte a una ciudad en “ciudad esponja”?

Algunas de las medidas más comunes son:

  • Humedales y parques inundables que almacenan agua de lluvia.

  • Riberas naturales en lugar de muros de concreto.

  • Jardines de lluvia distribuidos en la ciudad, que reducen hasta un 70 % la escorrentía superficial.

  • Tejados verdes, que absorben precipitaciones y refrescan el entorno.

  • Pavimento permeable, que permite que el agua se filtre en lugar de estancarse.

América Latina: un reto pendiente

En la región, alrededor del 80 % de la población vive en ciudades, según la ONU-Hábitat.

Esto significa que fenómenos como lluvias intensas, sequías o el aumento del nivel del mar afectan cada vez más a millones de personas.

Transformar los centros urbanos en ciudades esponja es, entonces, una estrategia urgente para mejorar la calidad de vida y la resiliencia frente al clima.

Ciudades como Jinhua y Shanghái (China), Nueva York, Berlín y Copenhague ya están aplicando estas ideas con éxito.

Y lo que parece un concepto futurista, pronto podría convertirse en la norma para las urbes de todo el mundo.

Con información de National Geographic.

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