En La Jornada Ecológica, que puede consultarse en https://ecologica.jornada.com.mx/, el ingeniero agrónomo Félix Piñeiro Márquez y quienes con él laboran en la Asociación Lu Layú (Sobre la Tierra, en zapoteco del Itsmo): Saraí Abril Ascencio Zárate (licenciada en ingeniería bioquímica industrial), Gisela Esmeralda Ascencio Zárate (ingeniera en agroecología) y Luis Felipe Romahn Hernández (con maestría en ciencias forestales), destacan cómo, aunque Oaxaca posee muchas ventajas en recursos naturales, registra la mayor superficie perturbada del país; y aproximadamente 50 por ciento del territorio del estado atraviesa por algún grado de perturbación, lo que provoca la pérdida de grandes extensiones de bosques y selvas.
En Oaxaca, destacan los citados especialistas, existen 1.9 millones de hectáreas perturbadas y cada año se destruyen de 20 a 25 mil de bosques y selvas. Para expresarlo de otra manera alarmante: se pierden de 20 a 25 millones de árboles. La región de la Mixteca es la más degradada y erosionada de México: 600 mil hectáreas aproximadamente con erosión muy severa.
Ante un panorama nada alentador, es importante destacar los esfuerzos que en ciertas épocas ha hecho el sector oficial federal y el estatal, la fundación que creó en vida el pintor y mecenas Rodolfo Morales y la de Alfredo Harp Helú. Igualmente, otras interesadas en la conservación de la flora y la fauna que alberga Oaxaca. Para todos ellos, ha sido fundamental la gobernanza y la organización comunal. Y destacan la participación de las mujeres.
En llevarlos a cabo se ha contado en diversas etapas con el apoyo de organismos internacionales, como el gobierno de Suecia, Oxfam y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Es el caso del proyecto de Transferencia de Tecnología Forestal con la que se produjo planta para apoyar los programas de reforestación estatales y federales.Entre ellos, restauración de suelos, reforestación de cuencas y microcuencas; producción de especies nativas para actividades productivas y artesanales; la reforestación urbana; plantaciones de hule; el proyecto de mujeres artesanas y campesinas; rescate de especies silvestres de agave; restauración forestal y captación de agua pluvial, y fortalecimiento a la cadena de valor del café.
Algo que sobresale al leer el suplemento: son las comunidades originarias y los grupos sociales, elementos insustituibles para revertir el daño que padece la biodiversidad en Oaxaca. Es lo más urgente y lo que, sin embargo, menos se tiene en cuenta.
Opinión de Iván Restrepo, tomado de La Jornada