En definitiva, introducir virus inofensivos para conseguir efectos beneficiosos es una estrategia muy consolidada en el ser humano y en los animales, pero ¿podríamos hacer lo mismo con las plantas?
Un artículo publicado en la revista científica Nature Reviews Bioengineering por investigadores del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP, centro mixto del CSIC y la Universidad Politécnica de Valencia), junto con expertos de EEUU, Corea del Sur y Bélgica, explora esa posibilidad y la hoja de ruta para materializarla.
Los expertos afirman que esta vía permitirá obtener cultivos agrícolas más resistentes frente a condiciones ambientales extremas, así como lograr mejores variedades, por ejemplo, con cualidades nutricionales más interesantes. De hecho, podría ser una alternativa frente a los agroquímicos.
Aplicar virus atenuados puede ser la mejor forma para obtener lo que deseamos de las plantas. “Imagina que usas un ordenador que no está conectado a la red y, cada vez que tienes que hacer una mejora del software, necesitas comprarte un ordenador nuevo”, pone como ejemplo Fabio Pasin, autor del trabajo e investigador del IBMCP, en declaraciones a El Confidencial.
Fabio Pasin pone de ejemplo el algodón, un cultivo que no tiene fines alimentarios, pero que consume grandes cantidades de agua en países como India y China, que estarán entre los principales afectados por el cambio climático.
A través de vectores virales “se pueden lograr mejoras en la productividad o reducir la cantidad de recursos” necesarios para lograr una buena producción. En realidad, estos objetivos se plasmarían a través de dos abordajes distintos. El primero sería “introducir genes que tendrían una repercusión inmediata, con utilidad para la siguiente cosecha”.
Es decir, se trata de mejoras transitorias en la planta que se está desarrollando y dará sus frutos. El segundo, en cambio, permitiría realizar mejoras en la siguiente generación, es decir, obtener plantas nuevas con propiedades más interesantes. “En nuestro caso, utilizamos las herramientas de edición genética CRISPR-Cas para inducir mejoras heredables”, explica, “lo cual permite acelerar la selección de variedades mejoradas”.
El concepto de terapia génica aplicada a las plantas no es totalmente nuevo, pero hasta ahora su desarrollo ha sido bastante limitado.
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