Entre los estados de Querétaro e Hidalgo se ubica la presa Zimapán o Central Hidroeléctrica Ingeniero Fernando Hiriart Balderrama, un embalse artificial construido entre 1990 y 1995.
En dicho lugar habitan unas 600 familias que dependen de la pesca, entre las cuales hay preocupación debido a que, en los últimos años, ha decrecido la población de tilapia, especie introducida y muy valorada en el mercado.
“Desde el 2000 somos pescadores. Antes nos metíamos con cámaras y redes a atrapar los peces; ahora entramos con embarcaciones. En algún momento el auge fue tal que, en 2017, conseguimos el Premio Nacional en Producción Pesquera sin Litoral. Conseguíamos unas siete mil toneladas de tilapia al año. De pronto todo cambió y ya sólo obteníamos uno o dos kilos diarios, prácticamente no queda nada”, comparte José Carlos García González, uno de los pescadores de la represa.
Ayuda
Ante tal escenario, las 13 cooperativas pesqueras del lugar se dieron a la tarea de buscar ayuda y recordaron que la UNAM había hecho estudios sobre la calidad del agua en el sitio.
Así, el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) y la Presidencia Municipal de Tecozautla, Hidalgo, firmaron un convenio de colaboración para analizar las problemáticas ecológicas que afectan a dicho embalse y establecer estrategias para atenderlas en el corto, mediano y largo plazos.
“Vamos a la presa cada dos meses para conocer su dinámica y comportamiento. Queremos esclarecer las relaciones ecológicas entre las especies, de qué manera influye la calidad de agua y qué implicaciones tienen para las actividades económicas de las comunidades. Procuramos realizar un estudio lo más integral posible para comprender el sistema en toda su complejidad”, asevera Fernando Córdova Tapia, quien junto a Martín López Hernández coordinó el estudio durante un año.
Cada salida de campo implicó tomar datos de la calidad de agua in situ y la colecta de muestras para ser analizadas en los laboratorios de Limnología y Química Ambiental del ICMyL.
Además, se evaluó la calidad de líquido, la presencia de algas nocivas y la disponibilidad de alimento para los peces en distintos sitios a lo largo del embalse.
Se estudió la comunidad piscícola para entender sus relaciones ecológicas; se analizaron las bitácoras diarias de captura de los últimos años, y se entrevistó a los pescadores para conocer sus perspectivas.