En un mundo cada vez más urbanizado, donde la vida transcurre entre edificios, pantallas y asfalto, el diseño biofílico surge como una tendencia transformadora que busca reconectar a las personas con la naturaleza a través de la arquitectura.
El arquitecto mexicano Daniel Esquenazi Beraha subraya que esta corriente no es simplemente una cuestión estética, sino una estrategia integral de bienestar que influye directamente en la salud física, mental y emocional de quienes habitan los espacios.
Según Esquenazi Beraha, los entornos construidos que incorporan luz natural, ventilación cruzada, vegetación interior y materiales orgánicos promueven una experiencia sensorial más equilibrada, reducen los niveles de estrés y mejoran la productividad.
“El diseño biofílico es más que una tendencia: es una respuesta a la necesidad humana de sentirse parte del entorno natural”, afirma.
La relación entre arquitectura y bienestar se ha convertido en un tema central dentro de la neuroarquitectura y la salud urbana, disciplinas que estudian cómo los espacios afectan el estado de ánimo y el rendimiento de las personas.
Daniel Esquenazi Beraha explica que los edificios diseñados con principios biofílicos aprovechan los beneficios de la luz solar, la presencia de vegetación y la calidad del aire para crear ambientes más saludables y motivadores.
En ese sentido, diversos estudios han demostrado que los entornos con conexión visual y física con la naturaleza mejoran la concentración, estimulan la creatividad y reducen los índices de ausentismo laboral.
“Integrar la naturaleza al diseño arquitectónico no solo mejora la calidad de vida, sino que también aumenta la eficiencia y la satisfacción de los ocupantes”, explicó el arquitecto mexicano.
Para Daniel Esquenazi Beraha, el diseño biofílico representa una evolución de la arquitectura sustentable hacia una dimensión más humana. No se trata únicamente de reducir la huella ecológica, sino de construir espacios que fomenten el equilibrio entre confort, productividad y responsabilidad ambiental.
El especialista señala que este enfoque se alinea con la Agenda 2030 de la ONU, particularmente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible vinculados a salud y bienestar (ODS 3) y ciudades sostenibles (ODS 11). En su visión, el diseño biofílico tiene el poder de transformar no solo los edificios, sino también la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con el planeta.
Al integrar naturaleza, tecnología y sensibilidad humana, Daniel Esquenazi Beraha considera que la arquitectura puede convertirse en un agente de cambio hacia un futuro más saludable, sostenible y emocionalmente conectado con el entorno natural.
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