En los próximos cinco años podrían desaparecer en México los tres glaciares que quedan en el territorio (Citlaltépetl, Iztaccíhuatl y Popocatepetl), especialmente porque hace poco tiempo el Pico de Orizaba “parece estar en franco despertar”, alertó el investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, Hugo Delgado Granados.
Al participar en la mesa de trabajo “Glaciares, cambio climático y gestión local de caudales hídricos”, organizado por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoUS) de la Universidad Nacional, abundó que si bien su conservación no es viable, su desaparición afecta el aporte de agua de fusión al sistema hidrológico regional.
En ocasión del Día Mundial de los Glaciares y el Decenio de Acción para las Ciencias Criosféricas (2025-2034), el científico precisó:
La disminución del vital líquido que proporcionan afecta al clima local, la agricultura y disponibilidad de este recurso para consumo humano, razón por la cual debemos planear las medidas de adaptabilidad a las nuevas condiciones.
Glaciares sobreviven
En la mesa -moderada por Eduardo Vega López, titular de la CoUS-, el vulcanólogo manifestó que en el Iztaccíhuatl “se niegan a morir”, pues son protegidos por las estructuras volcánicas y apenas sobreviven. En el caso del Popocatépetl su desaparición se debe a la combinación del aumento de la temperatura y la entrada en erupción del volcán.
Con respecto al Citlaltépetl, si bien está por arriba de la línea de equilibro (cinco mil 300 metros), en recientes imágenes de la estructura aparece el basamento rocoso y se ha visto la reducción en la masa del sitio. Pero las mediciones indican que en los últimos cinco años se ha perdido 20 por ciento del tamaño del glaciar, es decir, está en extinción.
Comentó que “parece que el volcán quiere despertar” y hay indicios de incremento de la actividad del Pico de Orizaba, esto suma eventos para la pérdida de la masa de hielo acumulada.