imagen tomada de independent.co.uk
Con la llegada del invierno de 2025 y las bajas temperaturas en varias regiones del planeta, vuelve a surgir una pregunta inevitable: ¿cuál es la ciudad más fría del mundo? La respuesta apunta directamente a Yakutsk, una localidad ubicada en Siberia que ostenta un récord difícil de imaginar: temperaturas de hasta -71 °C.
Este extremo convierte a Yakutsk en el lugar habitado más frío del planeta.
Vivir ahí no es sencillo y requiere una adaptación constante.
De acuerdo con diversos testimonios recopilados por fanpage, salir al exterior implica usar hasta diez capas de ropa, ya que el frío puede provocar congelaciones en cuestión de minutos.
A diferencia de países donde el frío intenso es ocasional, en Yakutsk las temperaturas bajo cero son parte del día a día.
Durante enero, el mes más duro del año, la ciudad recibe apenas cuatro horas de luz solar, lo que intensifica la sensación térmica y complica la vida cotidiana.
En invierno, la temperatura media ronda los -45 °C, y aun así, sus aproximadamente 355,000 habitantes continúan con sus actividades con una sorprendente normalidad.
La ciudad enfrenta desafíos únicos.
Las viviendas están altamente aisladas y cuentan con sistemas de calefacción que no pueden fallar, ya que una interrupción puede poner en riesgo la salud de las personas.
Debido al permafrost, las tuberías se colocan sobre el suelo para evitar daños, y los desplazamientos se hacen en vehículos especialmente adaptados al frío extremo.
En los días más gélidos, comercios y servicios reducen horarios para proteger a trabajadores y clientes.
Yakutsk registró su temperatura más baja el 5 de febrero de 1891, cuando el termómetro descendió hasta los -71 °C, una cifra prácticamente imposible de soportar para la mayoría del mundo.
Una parte importante de la población trabaja en el sector minero, especialmente en la extracción de diamantes, lo que permite pasar largas horas en espacios calefactados. Esto ayuda a mitigar el impacto del clima.
La vida escolar, en cambio, sí se ve afectada.
Las escuelas cierran cuando las temperaturas alcanzan niveles peligrosos, priorizando la seguridad de los estudiantes.
Adaptarse al clima de Yakutsk es una cuestión de supervivencia. Usar múltiples capas de ropa es una regla básica, aunque limite el movimiento.
Los vehículos suelen permanecer encendidos o cubiertos durante la noche para evitar que el motor se congele.
La alimentación también se ajusta al entorno. La dieta local se basa principalmente en carne y pescado, ya que cultivar frutas y verduras resulta casi imposible en estas condiciones.
La influencer local Kiun B., originaria de Yakutia, ha explicado en redes sociales cómo enfrentan el frío extremo:
“No se debe dejar ninguna zona del cuerpo expuesta, ya que corre el riesgo de congelarse. Las rodillas son especialmente vulnerables”, señaló en uno de sus videos.
Yakutsk demuestra que, incluso en el lugar más hostil del planeta, la vida se abre paso.
Con ingenio, resistencia y muchas capas de ropa, sus habitantes desafían cada día al frío más extremo del mundo.
Con información de Infobae.
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