La biodiversidad es la base de la vida y la piedra angular del desarrollo sostenible, dijo Antonio Guterres, Secretario General de la ONU.
Sin embargo, la humanidad está destruyendo la biodiversidad a pasos agigantados a consecuencia de la contaminación, la crisis climática, la destrucción de los ecosistemas y, en última instancia, los intereses cortoplacistas que incitan la utilización insostenible del mundo natural.
La pérdida de biodiversidad es un problema mundial. Ningún país, por rico o poderoso que sea, puede hacerle frente por sí solo. Tampoco es posible vivir sin la enorme biodiversidad que caracteriza nuestro planeta.
Si queremos alcanzar el desarrollo sostenible, debemos transformar nuestra forma de producir y consumir y de valorar la naturaleza, y cumplir el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, el plan mundial para detener y revertir la pérdida de biodiversidad.
Hacen falta políticas, reglamentos y otros incentivos orientados a apoyar los medios de vida sostenibles y construir economías verdes fuertes.
Para conseguirlo, los Gobiernos deben aprovechar los progresos que se hicieron en la 16ª reunión de la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, en particular aportando financiación nacional e internacional y eliminando las subvenciones públicas y otros flujos financieros destinados a las actividades que perjudican la naturaleza.