La vitamina D es fundamental para nuestra salud. Concretamente es clave a la hora de mantener los huesos y los dientes fuertes al facilitar la absorción de calcio, así como a la hora de intervenir en la osteogénesis (formación de los huesos).
Además, en el caso de la piel, la vitamina D interviene en procesos de regeneración celular, y puede ayudar a moderar ciertas reacciones inflamatorias.
Pues que la radiación UVB del sol activa en la piel el precursor de la vitamina D, transformándolo en su forma activa. «Este proceso es más eficiente que la obtención a través de la dieta y asegura niveles adecuados para múltiples funciones del organismo», afirma en una entrevista con Europa Press Salud Infosalus el doctor Luis Tejedor, que es jefe del Servicio de Medicina Interna y Geriatría del Hospital Universitario Vithas Madrid Arturo Soria.
Actualmente, tal y como recuerda este experto, los principales riesgos de esa exposición solar sin protección se encontrarían en la radiación ultravioleta, dado que ésta daña el ADN de las células cutáneas, acelerando el envejecimiento de la piel, provocando manchas y, lo más preocupante en su opinión: «Aumentando el riesgo de cáncer de piel; sobre todo melanoma y carcinoma escamoso».
Por eso ve fundamental encontrar un equilibrio sobre cómo debe ser esa exposición solar porque de pasarnos, o de hacerlo de forma incorrecta podemos poner en peligro nuestra salud cutánea.
A este respecto, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), advierte de que «el daño provocado en la piel por la radiación ultravioleta se va acumulando a lo largo de la vida, por eso es importante evitar una exposición solar excesiva». Es más, esta institución científica calcula que en 2040 el melanoma, el cáncer de piel más agresivo y con peor pronóstico, se convertirá en el segundo tumor en incidencia global.
¿Cómo encontrar entonces el equilibrio? ¿Cuánto tiempo de exposición solar se necesita para obtener suficiente vitamina D, y sin que suponga un riesgo para la piel? El doctor Tejedor considera que en adultos sanos serían necesarios entre 10 y 20 minutos de sol directo al día en brazos y piernas, unas 3 veces por semana, evitando las horas centrales (entre las 12 y las 16 horas), y luego aplicar protector solar para evitar quemaduras.
Fuente: infosalus.com
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