México 30 julio._ La combinación de producción de la milpa en la chinampa, dos sistemas tradicionales de agricultura, contribuiría a ampliar la generación y distribución de productos agrícolas en la capital de la República mexicana. Y, de esta manera, abaratar los costos de los insumos alimenticios, planteó Leonardo Alejandro Beltrán Rodríguez, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
Cabe mencionar que la milpa es un sistema agrícola tradicional conformado por un policultivo, que constituye un espacio dinámico de recursos genéticos. En tanto, la chinampa es un modelo artificial de cultivo, único en el mundo, que consiste en un sistema de islas flotantes de plantas nativas y materia orgánica para poder cultivar sobre las aguas.
Quizá en estos momentos esos espacios no serían capaces de abastecer la demanda, pues buena parte se ocupan más para el cultivo de plantas ornamentales, mientras que en otras se articulan estas con especies aromáticas en los bordes, las cuales impiden la entrada de plagas.
El universitario consideró que precisamente al centro se incluiría la milpa, para volverlas altamente productivas y abastecer mercados verdes; es decir, la comercialización directa del productor al comprador, de un producto local, de temporada, libre de tóxicos y respetuoso con la tierra.
Alimentación sana
Existen estudios que han demostrado que la milpa es un modelo de alimentación saludable y nutritivo. En numerosas regiones del país sigue siendo la base de la soberanía alimentaria, ya que sustenta una dieta amplia y variada mediante la diversidad de productos que ahí se cultivan, consideró Beltrán Rodríguez.
La especie principal es el maíz, acompañada de otras como frijol, calabazas, chiles y tomates, por ejemplo, de acuerdo con la región donde se ubique. Estos productos brindan múltiples beneficios, debido a la variedad inmensa que puede generarse a partir de los granos del cereal complementado con la leguminosa, y eventualmente combinados con la carne que en algunos casos llegan a consumir las familias que realizan esta práctica, lo que proporciona una dieta completa, afirmó.
El investigador del Laboratorio de Etnobotánica Ecológica señaló que, por lo general, al sistema agrícola desarrollado en Mesoamérica se le concibe como “pequeños parches” que se crean en cerros o montañas y cuya adopción altera las condiciones ecológicas y biológicas del sitio. Sin embargo, algunos de sus elementos contribuyen a generar espacios por donde cruza la fauna y también sirven de conectividad para mantener los ciclos biológicos de esas áreas.