Las catástrofes naturales se han exacerbado a nivel global debido al cambio climático, según cifras de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas.
De acuerdo con esa entidad, del año 2000 al 2020, 152 millones de latinoamericanos y caribeños han sido afectados por mil 205 desastres naturales, entre los cuales se encuentran huracanes, terremotos, sequías e inundaciones.
Cambio climático
Además, como señala la ONU, las tormentas son cada vez más poderosas y producen un aumento de las precipitaciones y mayor marejada.
En México, el 25 octubre de 2023 un huracán categoría 5 azotó las costas de Acapulco, en el estado de Guerrero. La intensidad que adquirió Otis al tocar tierra en la costa guerrerense tomó por sorpresa a los científicos del clima. Los datos de los sistemas de vigilancia no anticiparon su intensificación, fuerza destructiva ni las pérdidas materiales y humanas que ocasionaría tanto en la ciudad portuaria como en poblaciones aledañas.
Días previos, el Servicio Meteorológico Nacional de la Comisión Nacional del Agua, en coordinación con el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, seguían la formación de una depresión tropical en el Pacífico.
Prevenir desastres
Los modelos e imágenes satelitales no sugerían que el fenómeno pudiese fortalecerse tanto. Tan sólo el lunes 23 de octubre, el aviso fue de lluvias fuertes por la tormenta tropical Otis.
“Este fenómeno natural produjo velocidades de alrededor de 330 kilómetros por hora”, explicó Adrián Pozos Estrada, investigador del Instituto de Ingeniería (IINGEN) de la UNAM.
México es un país impactado por diversos fenómenos naturales a lo largo del año y, aunque la actividad sísmica es algo que hemos normalizado, no sucede lo mismo con los huracanes, pese a tener una temporada anual de mayo a noviembre. Por ello, a decir del especialista en ingeniería de viento y estructuras, es preciso concienciar a la gente de que tanto los fenómenos sísmicos como los eólicos son recurrentes en el país.