El especialista en movilidad urbana Rodrigo Madariaga Barrilado plantea que tras un año de confinamiento, los habitantes de las ciudades, centros neurálgicos de la actividad económica y social, así como los gobiernos han tenido que repensar su actuación en el modo de vida y movilidad.
Madariaga Barrilado apunta a que es el momento idóneo para apostar por una conversión de los entornos para que se adapten a los tiempos que se viven y a las demandas actuales para la implementación del modelo de Smart Cities de manera integral.
“La crisis por la que atravesamos, contribuyó a que gobiernos y especialistas se convencieran de la urgencia de convertir las urbes en entornos inteligentes bajo la visión de sustentabilidad resistentes a situaciones imprevisibles”, señala el especialista.
También resalta que con la pandemia, la incorporación de tecnologías como el Big Data o la Inteligencia Artificial han reafirmado el rol imprescindible que tendrán en las ciudades futuras a corto y mediano plazo, siendo la movilidad uno de los más importantes en el que veremos su implementación.
“Las plataformas de transporte multimodal, es decir, aquellas que integren modalidades públicas, privadas, colectivas e individuales serán las principales receptoras de Inteligencia Artificial y Big Data, pues solo así podrán incorporar aspectos de automatización y sustentabilidad en favor de los ciudadanos”, adelanta Rodrigo Madariaga Barrilado.
Asimismo, indica que las modificaciones a la infraestructura urbana y la capacitación de los operadores, serán fundamentales para potenciar la intermobilidad, necesaria para dar cumplimiento a los objetivos de sustentabilidad trazados por diversos organismos internacionales.
“Estamos ante un momento crucial para evolucionar hacia una movilidad inteligente y sustentable que cubra necesidades específicas pero que al mismo tiempo, no pierda de vista las capacidades físicas y recursos con que cuentan las ciudades” destaca.
Rodrigo Madariaga Barrilado concluye que el reto estará en encontrar la forma de no descuidar a ningún actor de las ciudades, de velar por los intereses y necesidades de peatones, ciclistas, transportes públicos y privados y repartir los espacios de manera adecuada e innovadora, preparando así a las ciudades para el futuro tecnológico y sustentable que merecen.