Las tierras raras (REE) son vitales para todo, desde teléfonos inteligentes y portátiles hasta turbinas eólicas y vehículos eléctricos, pero su extracción implica un alto costeo ambiental.
La extracción de una tonelada de tierras raras puede generar hasta 2.000 toneladas de residuos tóxicos, incluido material radiactivo. La química franco-estadounidense Marie Perrin ofrece una solución más limpia. En la ETH de Zúrich, desarrolló un proceso rápido y escalable para recuperar europio de lámparas fluorescentes desechadas, sin la contaminación de los métodos convencionales.
«Hoy estoy trabajando para llevar al mercado una tecnología que desarrollé durante mis estudios de posgrado sobre el reciclaje de tierras raras», dice Perrin. «Están en tu teléfono, en tu ordenador y en muchas tecnologías verdes, como las turbinas eólicas y los coches eléctricos». «Tenemos una solución […] para obtener estos metales de los mismos desechos que producimos», explica.
Esta innovación le valió un lugar entre los diez mejores Tomorrow Shapers en el Premio a los Jóvenes Inventores de 2025 de la Oficina Europea de Patentes.
Una solución de oro para los residuos tóxicos
El proceso, pendiente de patente, comienza con el desmantelamiento de las lámparas para extraer de forma segura el polvo de fósforo y eliminar el mercurio. El polvo se disuelve en ácido y luego se combina con moléculas a base de azufre que desencadenan una reacción redox. Se forma un precipitado dorado, rico en europio, mientras que otros elementos como el itrio permanecen en solución. El sólido se filtra, se trata con oxalato de amonio para regenerar el extractante y finalmente se transforma en óxido de europio utilizable.