México llena un “Estadio Azteca” de escombros cada año: la construcción sostenible ya es urgente
México llena un “Estadio Azteca” de escombros cada año: la construcción sostenible ya es urgente

México llena un “Estadio Azteca” de escombros cada año: la construcción sostenible ya es urgente

La magnitud del problema es tan grande que parece exageración: cada año, México genera suficientes escombros para llenar un Estadio Azteca completo… y un poco más.

Esta montaña de residuos proviene principalmente de la industria de la construcción, una de las más contaminantes del planeta por la enorme cantidad de materiales que mueve y desecha.

Solo en la Ciudad de México se producen 14 mil toneladas diarias de residuos de construcción y demolición (RCD), de acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente.

Y aunque suene increíble, del volumen anual —más de 2.1 millones de metros cúbicos— apenas 86 mil m³ se aprovechan, según el Inventario de Residuos Sólidos 2020.

Para imaginarlo mejor: sería como colocar en el Zócalo una montaña de 46 metros de altura, equivalente a un edificio de 15 pisos.

O, simplemente, 1.13 veces el Estadio Azteca lleno de escombros.

Frente a esta realidad, la construcción sostenible dejó de ser una tendencia y se volvió una necesidad.

Y una de las herramientas más prometedoras para lograrla no está en los materiales, sino en la inteligencia aplicada a las estructuras existentes.

Monitoreo de estructuras para la reducción de escombros

Huella Estructural, empresa especializada en monitoreo de salud estructural, ha demostrado que vigilar puentes, edificios e infraestructura en tiempo real no solo previene accidentes: también ahorra millones y reduce la generación de desechos.

“El monitoreo estructural permite anticipar daños, evitar demoliciones innecesarias y optimizar materiales.

Eso impacta directamente en la reducción de residuos y en una gestión más responsable del entorno construido”, explica Felipe Martínez, director general de la compañía.

De acuerdo con sus datos, esta tecnología puede reducir hasta 40% las intervenciones mayores. Además, reparar un daño detectado a tiempo cuesta apenas 15% de lo que implicaría reconstruir.

Detectar vibraciones, deformaciones o deterioro antes de que se vuelvan críticos evita reposiciones completas de infraestructura y, con ello, toneladas de materiales desperdiciados.

Pero los beneficios van más allá del ahorro económico. “Cada estructura que se rehabilita en lugar de demolerse representa viajes que no contaminan, emisiones que no se generan y materiales que no se producen de nuevo”, añade Martínez.

Su sistema utiliza sensores inteligentes que registran datos de comportamiento estructural.

Esa información permite mantenimiento basado en evidencia y reduce intervenciones innecesarias, haciendo que la huella ambiental del sector sea significativamente menor.

Sustentabilidad estructural: medir para no destruir

La construcción sostenible también implica mirar hacia lo que ya existe.

Medir, anticipar y prevenir no solo reduce riesgos, sino también desperdicio y emisiones.

En un país donde muchas obras enfrentan hundimientos, cambios de carga y envejecimiento acelerado, extender su vida útil es una estrategia ambiental tanto como una de seguridad.

México enfrenta un desafío enorme, pero también una oportunidad: adoptar prácticas, normas y tecnologías que hagan la construcción más responsable.

El monitoreo estructural en tiempo real se perfila como una pieza clave para cumplir con estándares internacionales y avanzar hacia un futuro urbano más seguro, eficiente y verdaderamente sostenible.

Con información de Al momento.

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