Varios estudios han sugerido que el aumento previsto de la temperatura del aire y los períodos prolongados de sequía pueden aumentar el riesgo de muerte y empeorar la salud y el bienestar de muchas especies, como los anfibios.
Las sequías no sólo afectan el equilibrio ecológico de los ecosistemas, sino que también pueden tener impactos significativos en la salud animal.
Las condiciones de sequía pueden provocar una disminución de los niveles de agua en los cursos fluviales, provocando que los animales compartan necesariamente espacios más cercanos.
Este fenómeno acaba creando condiciones favorables para el desarrollo y transmisión de enfermedades parasitarias e infecciosas entre animales y, potencialmente, incluso contagiando a los humanos
Las sequías cada vez más graves están alterando los microbiomas de una especie de anfibio
Sequías graves
Según un nuevo estudio realizado por un equipo de investigación internacional, las sequías cada vez más graves están alterando los microbiomas de una especie de anfibios del tamaño de una uña, las ranas calabaza, una especie de color naranja brillante y muy venenosa, dejándolas potencialmente vulnerables a una enfermedad fúngica mortal.
El hallazgo sugiere que los patrones anormales de precipitación, que se espera que empeoren debido al cambio climático y la deforestación, podrían alterar las relaciones mutuamente beneficiosas entre la vida silvestre y los microorganismos, lo que llevaría a una disminución de la biodiversidad.
El estudio fue publicado en la revista Ecology Letters y fue dirigido por la estudiante de doctorado de Penn State (Universidad Estatal de Pensilvania), Shannon Buttimer, y el profesor de biología Guilherme Becker.
El motivo que dio origen a este artículo provino del descubrimiento de un grupo de sapos calabaza muertos y muchos otros en estado crítico, durante una campaña de recolección de muestras de bacterias de la piel de esta especie, realizada por uno de los coautores del estudio, durante su tesis de maestría.
El motivo de las muertes se atribuyó posteriormente a la quitridiomicosis, una enfermedad fúngica causada por Batrachochytrium dendrobatidis (Bd), que supone una amenaza para las poblaciones de anfibios de todo el mundo.
Los sapos calabaza, como muchos otros anfibios, tienen bacterias inhibidoras naturales del Bd en su piel. Estos microbios deberían ayudar a proteger a la especie contra el hongo.