Enrique Armando Nuricumbo Galindo, un pequeño de seis años, es uno de los más de 700 adoptantes de la campaña Adoptaxolotl 2024, iniciativa lanzada en noviembre pasado por el Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología, cuyo propósito es preservar a este anfibio y contribuir al trabajo de rehabilitación de su hábitat.
El ajolote virtual de Enrique Armando fue bautizado como “Panchito”, en honor a un globo antiestrés que se le reventó y que así llamó, “era un globo que hice y se convirtió en mi superamigo, se ponchó y me puse muy triste, y ahora quiero tener a alguien que se llame igual”.
Por su parte, el abuelo del pequeño Enrique Armando, Marco Antonio Galindo Moreno, indicó que “Panchito”, el ajolote que forma parte de los 120 anfibios que constituyen la colonia experimental bajo el cuidado del Instituto de Biología, fue adoptado por seis meses.
“Y vamos a continuar por otros seis meses, la idea es ir a visitarlo al laboratorio para que el niño tenga esa orientación educativa de investigar, ver cómo lo están cuidando y cómo es su crecimiento”.
El niño tiene un lazo emocional con el nombre que eligió para su adopción. “Me dijo ya sé que nombre le voy a poner, eso lo ligará a algo que él quiere mucho, además a mi nieto le gusta mucho dibujar e investigar”.
“Queremos que promueva entre sus amiguitos la adopción virtual de estos anfibios, que se interesen como él y que pidan a sus papás entrar a la página web del laboratorio para realizar una adopción, que se siga promoviendo esta iniciativa porque se me hace una labor impresionante, ojalá que muchas personas reaccionen a ésta”, comentó.