Una nueva investigación basada en pequeños primates concluye que el tamaño puede representar desafíos adicionales para las especies a medida que el clima del planeta continúa cambiando.
En las montañas Soutpansberg de Sudáfrica, dos especies de primates estrechamente relacionadas se disputan el espacio.
Uno es el galago mayor de cola gruesa (Otolemur crassicaudatus), también conocido como bushbaby, que es aproximadamente del tamaño de un gato grande y conocido por su grito agudo y aullante.
El segundo primate, el galago menor del sur (Galago moholi), tiene orejas y ojos grandes y es lo suficientemente pequeño como para caber en la palma de la mano, según notimerica.com.
En el nuevo estudio, un equipo dirigido por la primatóloga de la Universidad de Colorado Boulder, Michelle Sauther, recurrió a estos animales para explorar una pregunta que se pasa por alto en la conservación: ¿Ser grande o pequeño cambia la forma en que un animal se adapta a temperaturas extremas?
“El tamaño del cuerpo realmente afecta a todo”, afirmó en un comunicado Sauther, profesora del Departamento de Antropología. “El tamaño que tengas afecta la historia de tu vida. Afecta cuando te reproduces. Afecta la duración de tu vida”.
Hallazgos
Ella y sus colegas publicaron sus hallazgos recientemente en el International Journal of Primatology.
El estudio destaca la diversidad de ecosistemas salvajes en todo el Centro de Investigación Lajuma en las montañas Soutpansberg. En este paisaje brumoso abundan las plantas con flores y los líquenes, y las temperaturas anuales pueden variar desde casi cero grados en invierno hasta 100 grados Fahrenheit en verano.
Sauther y sus colegas partieron en plena noche para rastrear gálagos mayores y menores en las copas de los árboles. Descubrieron que tal vez no convenga ser pequeño.
Los gálagos menores, a diferencia de sus primos mayores, parecían tener que cazar para alimentarse en todas las condiciones climáticas, incluso durante períodos muy calurosos o fríos, lo que les daba poco respiro ante las duras condiciones.
Para la primatóloga, el estudio es otro recordatorio de que los animales pequeños también necesitan protección.