De acuerdo con la especialista de la Facultad de Medicina de la UNAM, Ana Rosa Moreno Sánchez, la exposición a altos niveles de ruido puede producir severos daños en la salud.
Eso conlleva afectaciones irreversibles que van desde la pérdida de audición hasta trastornos de sueño e incluso provocar alteraciones en los sistemas cardiovascular, nervioso y metabólico de las personas.
Dicha contaminación, aseguró, también puede propiciar tensión muscular, cambios hormonales, incremento de la presión arterial, fallas cardiacas, trastornos en el proceso digestivo e incluso problemas durante un embarazo; además de que está generando deficiencias cognitivas en el proceso de aprendizaje de las infancias.
“El ruido ambiental es una de las causas de nuevos casos de cardiopatía isquémica al año, así como de muertes prematuras. De igual forma, como consecuencia del provocado principalmente por automotores, muchos niños y niñas en edad escolar tienen problemas con la lectura, afectaciones en la comprensión y en la memoria”.
La experta subrayó que la combinación a largo plazo de estas afectaciones y la discreta pero constante exposición a altos niveles de ruido terminan por deteriorar la salud y la calidad de vida de quienes se exponen a este tipo de contaminación; además, cambia la forma en que las personas realizan sus actividades y se relacionan con los demás.
Mencionó que otra de las consecuencias, abundó, tiene que ver con la salud emocional, misma que se manifiesta en mayores niveles de estrés, nerviosismo, fatiga e inestabilidad, baja concentración, problemas de salud mental y disminución de los desempeños físico y laboral.
El ruido se ha convertido en uno de los principales problemas ambientales en los países industrializados y en el caso de México es considerado el segundo contaminante ambiental, apuntó.