La Unión Europea sigue sin ponerse de acuerdo sobre cómo enfrentar la crisis climática en las próximas décadas. El objetivo climático 2040, que busca reducir las emisiones en un 90% respecto a 1990, quedó en pausa y no será votado por los ministros de Medio Ambiente esta semana como se tenía planeado.
La presidencia danesa del Consejo de la UE había previsto la votación para el 18 de septiembre, pero varios países se opusieron.
Alegan que “no es el momento geopolítico ideal” y que todavía falta encontrar un equilibrio entre ambición ecológica y competitividad económica.
Ahora, la decisión se trasladará a la cumbre de jefes de Estado en octubre.
Francia, junto con países como Polonia, Hungría y Eslovaquia, se ha mantenido en contra de aprobar el plan en este momento.
Para ellos, avanzar tan rápido supondría un golpe demasiado fuerte a sus industrias, aún dependientes del carbón y otros combustibles fósiles.
Tomas Taraba, ministro de Medio Ambiente de Eslovaquia, no dudó en calificar la propuesta de la Comisión Europea como una “sentencia de muerte para la industria”, asegurando que Bruselas “ha perdido contacto con la realidad”.
El objetivo climático y el debate sobre los créditos de carbono
Otro de los puntos calientes de la discusión son los créditos de carbono internacionales.
Estos permiten a los países pagar por emitir CO2 comprando derechos en otros lugares del mundo.
Mientras algunos diplomáticos defienden que podrían ser una salida flexible, voces críticas como la de Lena Schilling, diputada de Los Verdes, los consideran una “traición a la juventud” y un gasto irresponsable para los contribuyentes europeos.
Organizaciones como Climate Action Network (CAN) Europa también alertan que recurrir a créditos internacionales en lugar de reducir emisiones dentro de la UE retrasaría la transición ecológica y supondría perder miles de millones de euros que podrían invertirse en descarbonización local.
¿Qué viene ahora?
El plan inicial era que este objetivo climático 2040 quedara definido antes de la COP30 en Belém, Brasil, donde la Unión Europea deberá presentar su estrategia climática.
Sin embargo, con las posiciones tan divididas, no está claro si en octubre se logrará un acuerdo.
Por ahora, lo único seguro es que Europa se encuentra en una encrucijada: decidir si acelera la transición hacia una economía verde o si cede terreno en nombre de la competitividad industrial.
Con información de Euro News.