México 5 septiembre._ Janus, la tortuga de dos cabezas, cumplió 25 años, una edad inusual para un animal con esta condición y que la institución suiza celebró con varios actos de homenaje a su mascota.
Las dos cuidadoras que cada día velan por la salud del quelonio agasajaron a Janus con un desayuno más variado de lo habitual y un ramo de flores igualmente comestible para ella, del que dio buena cuenta.
«Normalmente no puede tomar cosas muy dulces, pero hoy le hemos ofrecido este regalo», comentó a Efe una de las dos cuidadoras, la colombiana afincada en Suiza Angélica María Castaño. También ayudó a Janus a comer parte de la ensalada de frutas que le habían preparado con fresa, sandía y mango.
El banquete, que incluyó lechuga y zanahoria dulce, fue limitado, porque Janus es cuidadosamente vigilada desde que nació. Y más desde que hace dos años fuera operada de una piedra en la vejiga, ya que entonces el veterinario le prohibió alimentos ricos en oxalatos tales como espinacas o perejil.
Janus nació en las instalaciones del museo el 3 de septiembre de 1997, cuando de uno de los huevos que un particular había llevado a las incubadoras de la institución surgió ella, una tortuga macho de la subespecie griega (testudo graeca), presente en todo el Mediterráneo y muy habitual como mascota doméstica.
«El nacimiento de ejemplares con dos cabezas o dos miembros es relativamente habitual entre serpientes y tortugas, pero no suelen vivir mucho tras el nacimiento», explicó hoy el director del museo, Arnaud Maeder.
Ejemplar único
El principal hándicap para sobrevivir en estado salvaje es que no puede retraer sus dos testas dentro de su caparazón, privándole del principal método de defensa en caso de amenaza. Además, en caso de que por accidente quede boca arriba, le es muy difícil poder darse la vuelta, y puede morir asfixiada en esa posición.
Sin embargo, en el museo ginebrino, con la ayuda de un régimen de alimentación, ejercicio y cuidados médicos adaptados a su condición, Janus ha conseguido batir todos los records. Así, es la tortuga de dos cabezas más longeva que se conoce.
Las de su especie pueden vivir hasta medio siglo en la naturaleza. Aunque en cautividad algunos especímenes han logrado superar el centenar de años.
En el museo donde ha vivido todo este cuarto de siglo, Janus suele seguir la misma rutina, que se inicia cada día con ducha, almuerzo y entre y 15 y 60 minutos de paseo.
Más tarde, si el museo abre las puertas al público esa jornada, es llevada al terrario donde es mostrada al público. El suelo no debe ser ni muy liso ni muy rugoso. Eso, con el fin de no afectar a la artritis que padece, debida en parte al mayor peso que conlleva su bicefalia.
Fuente: pulsoslp.com.mx