El aceite comestible es utilizado a diario en hogares, restaurantes y puestos ambulantes. Se usa para freír y dicho proceso lo somete a cambios y alteraciones que hacen necesario el desecharlo de forma apropiada. ¿Pero cuál es su manejo residual adecuado?
A decir de Amelia Farrés González Sarabia, profesora de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) del Gobierno de la CDMX publicó en junio de 2018, en la Gaceta Oficial, la norma ambiental que establece las condiciones y especificaciones técnicas para el manejo integral de las grasas y aceite de origen animal o vegetal residuales, pero no se le ha dado la difusión suficiente.
Estudio
Según un estudio español realizado en 2015 por el Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia y recuperado en 2023 por la Sedema, un litro de aceite usado contiene cinco mil veces más carga contaminante que el líquido residual que circula en redes de saneamiento y alcantarillas, además de que puede contaminar 40 mil litros de agua, cantidad que equivale al consumo hídrico de una persona, en su domicilio, al año.
“Como se usa en grandes cantidades, este problema se agudiza debido a que los usuarios ignoran en qué punto el aceite es inutilizable o cómo eliminarlo para no afectar a los cuerpos de agua”, indicó la académica.
Por su parte, la Secretaría de Gobierno Federal ha advertido que tirar aceite a las coladeras y drenaje provoca obstrucción en tuberías y daño a la infraestructura urbana. Ante esta suma de inconvenientes, Juana Villada Martínez, química en alimentos egresada de la UNAM y fundadora de Grupo Vima Incluyente AC, se acercó a la FQ para expresar su preocupación por el uso y desecho del aceite de cocina.