Para Yazmín Alcalá Canto, profesora del Departamento de Parasitología de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, la llegada del gusano barrenador a nuestro país es producto de una “tormenta perfecta” en la que se combinaron elementos como el cambio climático y la evolución de la mosca Cochliomyia hominivorax, factores biológicos, además del paso de ganado sin inspección por la frontera sur.
La especialista en parasitología explicó que la mosca es endémica de América y su ciclo consiste en que la hembra deposita sus huevos sobre una herida abierta de un animal vivo de sangre caliente. De ellos surgen larvas que se alimentan del tejido del animal, que es la fase conocida como la del gusano barrenador del ganado.
Añadió que el proceso continúa. Una vez desarrolladas las larvas, caen al suelo, se entierran y se convierten en pupas; posteriormente emergen como moscas adultas listas para seguir reproduciéndose.
Yazmín Alcalá precisó que en el regreso del gusano barrenador del ganado a México, erradicado en 1991, ha influido además el cambio climático, pues las temperaturas elevadas favorecen la reproducción de la mosca Cochliomyia hominivorax.
Sin embargo, destacó en particular la adaptación de la mosca. Ahora las hembras detectan a los machos estériles mediante feromonas y los rechazan, disminuyendo así la eficacia de los controles biológicos.
En este sentido, la experta indicó que el método de control que se usó durante más de 20 años consiste en dispersar insectos estériles en la región donde la plaga aparece para que, al aparearse, las hembras no produzcan descendencia.