Entre la complejidad del cambio climático, Alejandra Alvarado Zink, profesora de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC) de la UNAM, señaló que esta problemática es una oportunidad para mejorar nuestro estilo de vida.
“Este desafío puede servir como un incentivo para adoptar una vida más consciente y sostenible, lo que nos lleva a reflexionar sobre nuestra convivencia comunitaria y con otras especies”, comentó la también maestra en el área de biodiversidad en el estudio de insectos del desierto en Nuevo México, Estados Unidos.
Medidas necesarias
Alejandra Alvarado enfatizó la necesidad de ser conscientes de nuestras decisiones, desde la preferencia por casas individuales versus condominios, hasta la elección de nuestros hábitos alimenticios.
Reducir el consumo de carnes rojas (que tiene un gran impacto ambiental, pues los animales necesitan agua y alimento que, a su vez, requieren fertilizantes y maquinaria para su producción y transporte) y optar por proteínas alternativas como el pollo y los peces pueden disminuir significativamente nuestra huella de carbono.
La también especialista en Museografía y en Comunicación y Educación Ambiental subrayó que otra opción es recurrir a nuestras tradiciones prehispánicas de comer insectos.
“La ONU ha señalado que son la comida del futuro, ya que tienen mayor contenido de proteínas, menos grasas, más fibras, vitaminas y minerales en comparación con un bistec”.
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