México 15 junio._ La ranita venenosa «Oophaga lehmanni» una especie endémica del Pacífico colombiano y se salvará gracias a la reproducción.
Su tamaño es de apenas un par de centímetros. Pero sus colores son sin duda los que se roban la atención de esta especie: franjas anchas rojas y negras le recorren el cuerpo alertando, a su vez, de lo venenosas que pueden llegar a ser.
«Momento histórico»
Se trata de un «momento histórico» para ayudar a que «esta especie no desaparezca de la faz de la Tierra», celebró durante la liberación de las ranitas Marco Antonio Suárez Gutiérrez, director general de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC).
Una alianza de varias entidades, entre ellas la CVC, el Zoológico de Cali, la Universidad del Valle y la Wildlife Conservation Society Colombia, con la participación del Ministerio de Ambiente, Parques Nacionales, la comunidad de Anchicayá, la Universidad de Los Andes, el Zoológico de Zúrich y profesionales, lo han hecho posible.
«No ha sido un proceso fácil, hemos tardado años estandarizando todos los procesos. Finalmente hemos logrado la reproducción de estos animalitos, de esta especie tan especial endémica que no existe ninguna otra parte del mundo. Para nosotros es una felicidad y una satisfacción enorme», declara Galvis.
Esta ranita está en peligro crítico debido a la gran cantidad de ejemplares que se han extraído para el comercio ilegal, además de las afectaciones en su hábitat. Los traficantes las compran a los habitantes de las zonas donde habitan por 20.000 pesos (unos 5 dólares), para después venderlas en el mercado negro hasta por 5.000 dólares.
Daño
Pero el daño hecho es tan grave que las conclusiones de los expertos determinaron que, aunque se detuviera por completo el tráfico ilegal, la población está tan diezmada que no lograría recuperarse naturalmente y su existencia se iría apagando hasta desaparecer. De ahí la necesidad de lograr su reproducción bajo cuidado humano.
Los habitantes de los caseríos de El Placer y La Cascada participan en la liberación y monitoreo en las zonas donde van a habitar, relata Freddy Rebolledo, presidente de la Cooperativa Agroindustrial y miembro de la comunidad El Placer.
Rebolledo explica que los primeros ocho días se le hará un monitoreo permanente y se les darán tres comidas al día para, posteriormente, hacerles un seguimiento cada 15 días.
Las ranitas encargadas de repoblar esta zona son descendientes de unos ejemplares incautados en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, que tenían como destino Europa, pero que acabaron en el zoológico de Cali con la esperanza de ser los nuevos fundadores de una comunidad que garantice su no extinción.
Fuente: EFE