En 2018 se inició un trabajo de campo en la cueva Kava Yuu Yavi ubicada en San Pedro de los Molinos, región de la Mixteca, Oaxaca, donde un grupo de expertos se percató de que varias especies de murciélagos presentaban afecciones en el tejido cutáneo, las alas, el patagio (membranas de la piel) y el rostro, lo cual marcó la pauta para iniciar un estudio multidisciplinario.
El científico del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Miguel Ángel Briones Salas, precisó que en aquella caverna se documentó la presencia del hongo Pseudogymnoascus destructans (P. destructans) en 11 murciélagos capturados y en 15 cadáveres de las especies Myotis velifer, Dermanura azteca, Pteronotus mexicanus, Desmodus rotundus, Balantiopteryx plicata y Anoura geoffroyi.
La importancia de estudiar dicho agente patógeno se debe a que los murciélagos desempeñan un papel ecológico vital en la naturaleza, así como en el mantenimiento de la diversidad biológica.
“Los murciélagos son muy importantes en los ecosistemas, debido a que fungen como dispersores de semillas, actúan como polinizadores de plantas silvestres como los agaves que dan origen al mezcal oaxaqueño, pero además son vitales para el control de plagas agrícolas e insectos como el mosco Aedes aegypti, vector de enfermedades como dengue, chikungunya y zika, por lo que, la propagación del SNB en estos animales repercute en los ecosistemas, pero también afecta indirectamente la salud del humano”, expuso.
Trabajo en equipo
El doctor Briones Salas ha construido una red de alianzas con expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Xochimilco, de la Universidad Autónoma de Yucatán y con la empresa privada DIMYGEN-CEGES.
“Una vez que identificamos los organismos enfermos, ingresamos a la cueva con equipo especial (trajes, guantes, goggles y cubrebocas) para evitar infectarnos y contaminar las muestras, las cuales colocamos en bolsas individuales de papel”.
El material recopilado lo enviaron a los laboratorios de micología de la UAM y al grupo DIMYGEN-CEGES, en donde se realizaron estudios moleculares, análisis morfológicos y micológicos para determinar la estructura morfológica y genética de P. destructans.
“Con estos estudios podremos analizar la prevalencia de la enfermedad y de esa forma tener datos precisos de su duración, saber el grado de afectación que provoca a las diferentes especies de murciélagos que hay en la cueva, así como el comportamiento del contagio a lo largo del tiempo”, explicó el responsable de la Colección Mastozoológica del CIIDIR Oaxaca.
Monitoreo
El doctor Miguel Ángel Briones Salas destacó que los resultados obtenidos y recientemente reportados en la revista científica digital PLOS One bajo el título “Presencia del síndrome de la nariz blanca en murciélagos del sur de México”, marcarán la pauta para establecer un programa de monitoreo y educación para informar a las comunidades sobre el potencial efecto perjudicial que P. destructans puede tener sobre otras poblaciones y especies de murciélagos en un punto crítico de biodiversidad mesoamericana.
“Hace unos días realizamos trabajo de campo y encontramos madres y sus crías ya muertas por el síndrome de la nariz blanca, lo cual no habíamos visto en otras ocasiones. Con el monitoreo podremos visualizar nuevas aristas en torno al problema, también sabremos en qué época del año hay mayor infección y cuáles especies son las más afectadas. En conclusión, los monitoreos subsiguientes nos darán información más precisa para tener un mejor control del hongo”, puntualizó.
El doctor Briones Salas advirtió que la idea es diversificar la investigación a otros puntos para monitorear todo el país. Específicamente buscarán monitorear las áreas adyacentes del sitio de estudio en Oaxaca e incluirlas en un programa regional destinado a detectar nuevas áreas de dispersión de este hongo patógeno.
Fuente: IPN