Con más de 16 mil millones de pesos, Electrolit se ha convertido en una de las bebidas más consumidas en México en los últimos años. Sin embargo, hoy ha despertado interés por su estatus regulatorio de medicamento que le permite no pagar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) ni el Impuesto al Valor Agregado (IVA).
La bebida se ofrece como suero de rehidratación en distintos puntos de venta del país, esta clasificación la distingue de otras bebidas como refrescos o energizantes, lo que se ha traducido en una diferencia de más de 12 mil millones de pesos en recaudación fiscal en los últimos cinco años.
Este punto ha abierto el debate sobre si el producto debiera mantenerse bajo esa categoría, al considerar su uso cotidiano y su comercialización masiva.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la relación molar Na⁺:Glucosa es 1:1. Sin embargo, Electrolit tiene una proporción de 1:7, lo que implica siete veces más glucosa de lo recomendado
Según expertos, esta reformulación se debe a una búsqueda de mejor experiencia de sabor y aceptación del consumidor, aunque también ha generado preguntas sobre su impacto en la salud cuando se consume fuera de contextos médicos.
Además, Electrolit no cuenta con sellos de advertencia nutricional, lo que refuerza la idea de que es un producto “seguro” o “saludable”. Esta percepción ha llevado a un consumo frecuente, incluso en situaciones donde no se requiere rehidratación médica.
En este contexto, la bebida ha comenzado a expandir sus operaciones fuera de México, destinando alrededor de $400 millones de dólares a la construcción de plantas en Estados Unidos. Esta estrategia busca fortalecer su presencia en el mercado norteamericano, donde la demanda también ha crecido.
Aunque esta expansión representa una oportunidad de crecimiento global, algunos analistas han señalado que la inversión podría haberse canalizado en parte hacia el fortalecimiento de infraestructura en México, especialmente por los beneficios fiscales que ha recibido.