Tras el cierre del Aquarium de Mar del Plata a comienzos de año, uno de los desafíos más grandes fue decidir qué hacer con los animales que aún vivían allí. Esta semana se completó el paso final: el traslado de delfines nariz de botella que permanecían en el predio, un operativo tan delicado como inusual.
En total, fueron diez los delfines trasladados que viajaron desde Mar del Plata hasta un acuario ubicado en Hurgada, Egipto, muy cerca del Mar Rojo.
Los pasajeros fueron:
- Zaiko
- Lara
- Olivia
- Isis
- Aramis
- Callie
- Moro
- Ares
- Juno
- Mako
El movimiento estuvo a cargo de Servicios Logísticos Asociados (SLA) SRL y, según su director de Operaciones, Ignacio Nieto, fue la primera vez que la empresa transportó animales acuáticos de este tipo.
Para garantizar su seguridad, cada ejemplar fue acomodado en una caja de tres metros parcialmente llena de agua.
Estas estructuras incluían caños paralelos y una lona que funcionaba como camilla, permitiendo que el delfín viajara recostado sin presión sobre su cuerpo.
Además, les aplicaron vaselina y crema para mantener la piel hidratada y agregaron protecciones de goma espuma en cabeza y aletas.
La preparación de cada delfín tomó unos 30 minutos y siempre bajo la supervisión constante de veterinarios y cuidadores.
El viaje terrestre comenzó entre la 1:00 y las 6:30 de la madrugada rumbo al aeropuerto de Ezeiza, con paradas cada 20 minutos para revisar su estado.
Desde allí, embarcaron en un vuelo directo de Qatar Airways especialmente acondicionado para el traslado.
Esta reubicación marcó el cierre definitivo de la etapa del Aquarium, propiedad de The Dolphin Company, que había prometido encontrar nuevos destinos para los ejemplares nacidos bajo cuidado humano.
Aunque inicialmente se planeaba enviarlos a un oceanario cercano, finalmente se decidió llevarlos a Egipto.
El cierre del acuario también había generado polémica meses atrás, cuando circularon imágenes de delfines en agua “de color extraño”, lo que originó una denuncia por presunto abandono animal.
Sin embargo, inspecciones oficiales de Zoonosis, Bienestar Animal y la Dirección Provincial de Pesca descartaron maltrato alguno.
Los informes señalaron que los delfines se encontraban activos, bien alimentados y sin signos de enfermedad.
Además, aclararon que el agua provenía directamente del océano.
Hoy, con los delfines ya instalados en su nuevo hogar, se da por concluida una de las etapas más complejas tras el cierre del Aquarium.
Un traslado atípico, minucioso y acompañado de profesionales en cada paso para asegurar el bienestar de los mamíferos durante toda la travesía.
Con información de Infobae.
