En México, tenemos la suerte de albergar 63 especies de bambú, tanto leñosos como herbáceos, con 42 de estas especies siendo endémicas.
Los bambúes se encuentran en una variedad de hábitats, desde bosques tropicales hasta matorrales xerófilos, y abarcan altitudes que van desde el nivel del mar hasta 3,200 metros sobre el nivel del mar.
Los bambúes han desempeñado un papel importante en la cultura mexicana a lo largo de la historia. Desde la elaboración de los escudos o “chimallis” hechos de culmos de Otatea en tiempos prehispánicos hasta la construcción de viviendas con la técnica de bajareque, los bambúes han sido un recurso versátil y valioso.
La técnica de construcción de bajareque, que utiliza un entramado de cañas, varas o bambú y lodo, ha existido durante miles de años.
Se ha empleado en diversas culturas y climas, desde la región de Mesoamérica hasta Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, México, Perú y Venezuela.
Bajareque
El bajareque se ha transmitido de generación en generación como parte del conocimiento tradicional y se ha adaptado a las condiciones locales.
La historia del bajareque se remonta a más de 7,000 años, con evidencias de su uso que datan de hace 3,700 años en la región de Mesoamérica.
Los mayas ya utilizaban esta técnica hace 3,500 años, y se han encontrado restos de habitaciones construidas con bajareque que tienen más de 3,000 años en diferentes partes de México.
Recientemente se identificaron cinco especies de bambú utilizadas en la construcción de bajareque en diferentes estados de México.
Estas especies incluyen Guadua amplexifolia, Guadua paniculata, Guadua velutina, Otatea acuminata y Otatea fimbriata. Cada una de estas especies se utiliza en diferentes regiones y por diversos grupos étnicos en México.