A solo días de que inicie la COP30 en Belém, Brasil ha tomado una decisión que ha encendido las alarmas de ambientalistas, comunidades indígenas y parte de la comunidad internacional: el Instituto Brasileño del Medio Ambiente (IBAMA) otorgó a Petrobras la licencia para perforar un pozo petrolero en aguas profundas, justo en la desembocadura del río Amazonas, una de las zonas ecológicamente más sensibles del planeta.
El pozo, bautizado como “Morpho”, se ubica a unos 175 kilómetros de la costa amazónica de Amapá, en el llamado “margen ecuatorial”.
Petrobras también planea solicitar permiso para tres pozos adicionales con el fin de delimitar la existencia de reservas de petróleo.
La decisión llega en un momento particularmente incómodo para el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que había hecho de la transición energética su bandera verde de cara a la cumbre climática.
“Mientras el mundo necesite petróleo, Brasil no desperdiciará sus riquezas”, declaró Lula, defendiendo que los ingresos del petróleo serán clave para financiar el cambio hacia energías limpias.
Por su parte, la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, insistió en que la decisión del IBAMA fue “técnica y rigurosa”, y que Petrobras deberá cumplir con 34 condiciones ambientales, entre ellas la instalación de una base de rescate para fauna marina afectada por derrames, a solo 160 km del punto de perforación.
Protestas por perforaciones petroleras antes de la COP30
Sin embargo, las protestas no se hicieron esperar.
Organizaciones como Observatorio del Clima y varios líderes indígenas calificaron la medida como un “doble sabotaje”: una amenaza al planeta y un golpe simbólico a la COP30.
Alegan que no se realizaron las consultas previas con los pueblos afectados, como exige el Convenio 169 de la OIT, y han presentado demandas judiciales para frenar las actividades.
Los expertos advierten que un derrame en esta zona podría ser catastrófico.
La desembocadura del Amazonas alberga manglares, barreras de coral y una biodiversidad marina única, además de vastas reservas de “carbono azul”, fundamentales para mitigar el cambio climático.
“La Amazonia está muy cerca del punto de no retorno. No hay justificación para nuevas exploraciones petroleras”, alertó el climatólogo Carlos Nobre.
La controversia crece mientras Brasil intenta mostrar su compromiso climático ante el mundo.
La COP30, que reunirá a líderes globales entre el 10 y el 21 de noviembre, ya enfrenta cuestionamientos por la contradicción entre el discurso verde del gobierno y sus decisiones energéticas.
Entre tanto, en los grupos empresariales brasileños circula un lema irónico: “La COP también está aquí”, refiriéndose a los eventos paralelos en São Paulo que podrían robarle protagonismo al encuentro oficial.
¿Transición o contradicción?
Brasil se prepara para ser anfitrión de la mayor cumbre climática del año, pero con una sombra petrolera extendiéndose sobre el Amazonas.
Con información de Infobae.
