El ritmo de las ciudades modernas ha llevado a muchas personas a replantear su manera de vivir. Entre el tráfico, los largos desplazamientos y la falta de conexión social, surge una alternativa urbana que apuesta por la cercanía y el bienestar: el urbanismo de proximidad. Este modelo, también conocido como el “urbanismo de los 15 minutos”, busca que los habitantes puedan acceder a todo lo esencial —trabajo, servicios, recreación y cultura— sin depender del automóvil.
En este contexto, Artesanto, en el Distrito Corazón de San Miguel de Allende, se consolida como un ejemplo inspirador de cómo la arquitectura y el diseño urbano pueden devolver la escala humana a la vida cotidiana.
Vivir la ciudad desde la cercanía
El concepto de vivir cerca de todo no solo transforma la movilidad, sino también la calidad de vida. Artesanto ofrece a sus residentes un entorno conectado y accesible, donde cada desplazamiento puede hacerse caminando o en bicicleta. Su ubicación privilegiada permite disfrutar del centro histórico de San Miguel de Allende y de su oferta cultural, gastronómica y artística sin recurrir a grandes traslados.
Esta cercanía fortalece el sentido de pertenencia y el bienestar personal, pues las personas pueden aprovechar mejor su tiempo libre, convivir más y sentirse parte activa de la comunidad.
Arquitectura que promueve comunidad y sostenibilidad
Artesanto no es solo un conjunto residencial, sino un proyecto que entiende la ciudad como un espacio de convivencia. Su diseño integra áreas verdes, zonas de encuentro y espacios comerciales de escala local, fomentando un entorno sostenible y socialmente dinámico.
San Miguel de Allende, reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, encuentra en Artesanto un modelo de crecimiento responsable: una forma de evolucionar sin perder su esencia. Aquí, la modernidad se vive con los pies en la tierra y con el corazón en la comunidad.
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