México 20 enero._ En un planeta que se calienta a velocidad vertiginosa, una de las controvertidas soluciones propuestas para ralentizar el cambio climático y frenar la subida del mercurio es tapar o bloquear parcialmente el sol introduciendo partículas reflectantes en la atmósfera.
Aunque algunos estudios como este, publicado en la revista Nature, sugieren que la medida podría reducir a la mitad la velocidad a la que aumentan las temperaturas. Personalidades como Bill Gates han intentado poner en marcha experimentos piloto truncados, muchos científicos alertan sobre los graves peligros de la geoingeniería o geotecnia solar.
«Estos esquemas para enfriar la superficie de la Tierra y disminuir el impacto del calentamiento global son potencialmente peligrosos y deberían ser bloqueados por los gobiernos», dijeron el lunes en una carta abierta más de 60 científicos y expertos en políticas climáticas, tal y como recoge Science Alert.
El documento expone que incluso aunque inyectando millones de partículas de azufre en la atmósfera media para modificar la radiación solar funcionase, los efectos negativos de bloquear el astro rey podrían superar cualquier posible beneficio. Además, destacan que es imposible de poner en práctica de «manera justa y efectiva».
«Hacemos un llamado a la acción política inmediata de los gobiernos, las Naciones Unidas y otros actores para evitar tapar el sol como una opción de política climática».
Mejor reducir gases invernadero
En realidad, la medida más importante en la que la comunidad científica hace hincapié es la reducción de los gases de efecto invernadero, con el fin de limitar el aumento de las temperaturas s 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
Hasta la fecha, el incremento de 1,1 grados centígrados por encima de los niveles de mediados del siglo XIX ha provocado tormentas más frecuentes y virulentas, incremento de los fenómenos extremos, récord de temperaturas por todo el planeta y aumento de la intensidad, la frecuencia y la duración de las olas de calor mortales y las sequías.
Pese a ello, la pasada primavera se alcanzó un récord en las emisiones de dióxido de carbono, disparadas a su punto más alto en 4 millones de años. También es preocupante el metano, que ya representa casi una quinta parte de las emisiones globales.