En México se registra una tendencia al alza de temporadas de sequía cada vez más extendidas y severas, que generan las condiciones propicias para los incendios forestales, los cuales han afectado a una superficie mayor en los últimos años.
Sin embargo, en sitios como en la reserva de la biósfera Los Tuxtlas, Veracruz, y El Ocote, Chiapas, estrategias como el manejo integrado del fuego han logrado que las conflagraciones sean menores y con afectaciones mínimas, durante aproximadamente dos décadas.
El investigador de la Unidad Académica de Estudios Territoriales Yucatán, del Instituto de Geografía de la UNAM, Christoph Neger, explicó:
En esos espacios se ha conseguido que se mantenga en ciertos límites que no afectan de manera considerable a la biodiversidad; se ha logrado que, a partir de los últimos grandes sucesos, registrados en 2003, esos ecosistemas se recuperen.
Las reservas de la biósfera son áreas interesantes para observar cómo se puede lograr cierta armonía entre el desarrollo humano y la conservación del ambiente, es decir, cómo relacionarnos de una manera más sana con el medio, afirmó el experto.