El profesor emérito de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Antonio Lazcano Araujo, afirmó que no todas las epidemias son producto directo o indirecto de la intervención humana. Existen casos que son resultado de la evolución natural y constante de los patógenos.
Hay una cantidad considerable de microorganismos que circulan en ecosistemas naturales causando infecciones y muerte a sus hospederos, porque su proceso de evolución es constante y pueden invadir distintas especies de estos, prosiguió al dictar la conferencia magistral “Consecuencias epidemiológicas por la pérdida de biodiversidad en México”.
Por ejemplo, el SARS-CoV-2 o las amibas no evolucionan en el momento que infectan a las personas, ese proceso es constante y siempre hay mutantes, algunos de estos tienen la posibilidad de brincar de una especie a otra sin la participación humana, explicó.
Equilibrio
“El equilibrio entre parásitos y hospederos en ecosistemas naturales es dinámico y esconde una larga historia de epidemias como lo demuestran los anticuerpos contra diversos coronavirus en varias especies de murciélagos”, precisó.
En el encuentro organizado por el Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE), y el Seminario Permanente de Bioética de la UNAM, destacó que la naturaleza no es un sitio armonioso donde todas las especies conviven de una forma lógica sin causarse daño, sino que existe una competencia feroz por espacio y nutrientes. En la selva hay una cantidad de actos de depredación y de muerte que podrían terminar con el registro de epidemias que quizá sean naturales.
“Lo que es cierto es que estos equilibrios pueden verse alterados por la intervención humana y llevar el salto de patógenos a nuestra propia especie (zoonosis). El proceso de alteración de los ecosistemas naturales se está intensificando de forma alarmante, porque en este momento los humanos ocupamos entre 60 y 70 por ciento de las tierras emergidas en el planeta”, puntualizó el científico universitario ante el coordinador del PUIREE y de dicho Seminario, Samuel Ponce de León Rosales.