La Universidad del Oeste de Inglaterra en Bristol (UWE Bristol), la empresa italiana Mogu, el Instituto Italiano de Tecnología y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) analizan las propiedades de los hongos como componentes para dispositivos portátiles.
Se ha demostrado que estos organismos tienen propiedades increíbles que permitirían poder captar y procesar diversos estímulos externos: la luz, las deformaciones, la temperatura, la presencia de sustancias químicas y hasta señales eléctricas.
El trabajo podría impulsar la aparición de nuevos materiales fúngicos con un sinfín de características interesantes, entre las que se encuentran su sostenibilidad, durabilidad, capacidad de reparación y adaptabilidad.
El estudio, que explora la viabilidad de utilizar los hongos como componentes para dispositivos portátiles o incluso ponibles (que se pueden llevar puestos, como ropa), ha comprobado la posibilidad de utilizar estos biomateriales como sensores eficientes y llenos de aplicaciones.
Los dispositivos ponibles (wearables) requieren de sofisticados circuitos conectados a sensores, así como cierta capacidad de computación y se ha demostrado que entre dichos materiales podemos encontrar los hongos.
Para ello, el reciente estudio «Reactive fungal wearable», publicado en Biosystems, analiza la capacidad del Pleurotus ostreatus, el champiñón ostra, para detectar posibles señales procedentes del entorno, lo que incluiría, por ejemplo, el cuerpo humano.
Con el objetivo de demostrar la reactividad que presenta este hongo como biomaterial, el estudio analiza y recoge su papel como biosensor capaz de distinguir estímulos químicos, mecánicos y eléctricos.
«Los hongos crecen extremadamente rápido y se adhieren al sustrato que combinas con ellos», explica Mohammad Mahdi Dehshibi. Según señala el investigador de la UOC, los hongos son capaces, incluso, de procesar información de una forma parecida a como lo haría un ordenador.
«Podemos reprogramar la geometría y la estructura teórica de gráficos de las redes de micelio –el conjunto de filamentos que forman la parte vegetativa de un hongo– y luego usar la actividad eléctrica de los hongos para realizar circuitos de computación», confirmó.