La crisis hídrica es una problemática severa en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM).
Y cada uno de sus más de 22 millones de habitantes contribuye a ello o a la solución.
En ese sentido, cambios en nuestros patrones de consumo, acompañados de políticas públicas eficientes pueden hacer la diferencia, afirmó la investigadora posdoctoral del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, Norma Elizabeth Olvera Fuentes.
Con un marco general y una ruta “donde todos podamos caminar juntos” puede haber un impacto positivo. Nos podemos mover hacia ese cambio, evitar el colapso hídrico y aumentar nuestra resiliencia como sociedad ante fenómenos como el cambio climático -que es una realidad-, siempre con base en la ciencia. “Nos toca tomar decisiones y ser concretos en nuestras acciones”.
Al participar en el seminario Agua para una ciudad sostenible. Ciclo Transformaciones territoriales y crisis hídrico-climáticas. Soluciones desde la interdisciplina, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, la universitaria recordó:
La ZMVM es la segunda megaciudad más poblada del continente, sólo detrás de Sao Paulo, Brasil. De cumplirse las proyecciones y seguir con su crecimiento, podría ocupar el número uno en 2030.
En la Sesión 1, Ciudades y sostenibilidad hídrica, Olvera Fuentes recalcó que es una región con alta vulnerabilidad en cuanto a sequías o escasez del vital líquido por su localización geográfica. “Desde la época colonial se tienen registros de sequías severas, llegando a una duración de 10 años”.
Aunque las cuestiones climáticas son cíclicas, ahora tenemos un forzante: a partir de la era industrial y de la emisión de gases de efecto invernadero se registra incremento de la temperatura global. En la década de 2001 a 2010 se presentaron 18 ondas de calor, 1.8 por año en promedio; este año experimentamos cuatro, lo cual contrasta con lo vivido en la época de la Revolución, con solo dos en una década.