México 29 agosto._ Sólidas investigaciones científicas internacionales accesibles para todos comprueban que las crisis ambientales actuales que padece el planeta tienen un origen antropogénico, afirmó Julia Carabias Lillo, profesora de la Facultad de Ciencias (FC) y doctora honoris causa por la UNAM.
La bióloga, integrante de El Colegio Nacional, manifestó que la emergencia sanitaria de la COVID-19 nos puso un freno y nos hizo reflexionar profundamente sobre nuestro tipo de desarrollo. Llevará muchos años volver a las condiciones económicas y sociales en que estábamos antes de la pandemia. “Y mal haremos si pretendemos salir de las crisis haciendo más de lo mismo”.
Sobre todas estas crisis, abundó, tenemos una ambiental que consiste en un tema estructural en donde los modelos de desarrollo que hemos seguido han roto los procesos de funcionamiento de muchos sistemas naturales. “Si las sociedades las generamos, nos toca resolverlas”.
“No solamente es un asunto de que estamos extrayendo mucho más de lo que estamos permitiendo su regeneración, un asunto de extractivismo, ni solo de contaminación, de estar echando al medio ambiente más de lo que puede absorber, sino que además estamos, a través de procesos productivos y de consumo, alterando la forma en cómo funcionan los sistemas naturales”, alertó.
Mala relación
Julia Carabias Lillo ofreció la conferencia “La sustentabilidad ambiental: nuevos retos para el desarrollo” en el auditorio Narciso Bassols de la Facultad de Economía (FE). En el evento híbrido, el director de esa entidad, Eduardo Vega López, fungió como moderador.
Al proseguir con su ponencia, la especialista subrayó que tenemos una mala relación entre la sociedad y la naturaleza, pues atacamos cada vez más los diversos ecosistemas naturales. “Para protegernos contra las zoonosis, necesitamos nuevas precauciones como poner fin a la deforestación y preservar las áreas de conservación y las especies en peligro de extinción”, recomendó.
Advirtió que, de seguir el ritmo de destrucción antropogénica actual, para el año 2100 se pueden extinguir un millón de especies de animales y plantas.