Existen buitres en el Viejo y Nuevo Mundo, y aunque comparten funciones ecológicas similares, descienden de diferentes ancestros.
Respecto a los que habitan en el continente americano, pertenecientes a la familia Cathartidae, el doctor Adolfo Gerardo Navarro Sigüenza, académico de la UNAM y curador de aves del Museo de Zoología de la Facultad de Ciencias, nos explica:
“En nuestro continente hay dos grupos de buitres: cóndores y zopilotes, aves rapaces que durante su evolución se han especializado en alimentarse de carne putrefacta. Son carroñeros”.
Buitres regulan la ecología
Estas aves, gracias a tener la cabeza desnuda, pueden alimentarse de la carne en descomposición de grandes vertebrados sin infectarse con bacterias patógenas. “Son muy resistentes a microorganismos que a nosotros nos causan, por ejemplo, botulismo”.
La falta de plumas en la cabeza también les sirve como mecanismo de termorregulación, perdiendo calor a través de una piel muy vascularizada.
Características notables de los buitres
Otra característica notable de los buitres es su vuelo en círculos sobre cadáveres de animales. Con unas alas muy anchas, aprovechan las corrientes de aire caliente que suben del suelo para planear como papalotes, sin apenas mover las alas. Como otras aves rapaces, también tienen una vista muy aguda.
Existen dos especies de cóndores en América, el Cóndor de los Andes y el Cóndor de California, uno endémico de Sudamérica y el otro de Norteamérica (su distribución original abarcaba Canadá, Estados Unidos y México).
Debido a la caza indiscriminada, envenenamiento y destrucción de su hábitat, la población de cóndores de California estuvo al borde de la extinción en los años cincuenta del siglo XX, reduciéndose a tan solo veintidós ejemplares.
En los años ochenta se capturaron todos los ejemplares restantes para un programa de recuperación en cautiverio, siendo posteriormente liberados en áreas donde históricamente han habitado en Estados Unidos y México.