imagen tomada de agenciasinc.es
Las plantaciones de eucalipto crecen rápido y son rentables para la industria papelera, pero su expansión podría estar afectando seriamente a la biodiversidad.
Así lo revela una investigación del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad del País Vasco (EHU), que comparó la presencia de aves en bosques autóctonos, pinares y zonas de eucalipto.
El estudio, realizado por el grupo BEZ-EKOFISKO, mostró que las plantaciones de eucalipto albergan muchas menos especies de aves que los bosques nativos o los pinares.
“La riqueza y abundancia de aves es menor en los eucaliptales”, explica Unai Sertutxa, investigador principal del proyecto.
En el norte de la península ibérica, los bosques nativos han sido reemplazados poco a poco por plantaciones de pinos y eucaliptos.
Solo en el País Vasco, la superficie de eucaliptos se ha duplicado entre 2005 y 2024, impulsada por las enfermedades que afectan a los pinos.
Hoy, más del 55% del territorio está cubierto por árboles, pero la mitad corresponde a plantaciones comerciales y no a bosques naturales.
A pesar de su rápido crecimiento y rentabilidad, los impactos ambientales del eucalipto no se han estudiado a fondo.
Por eso, el equipo de BEZ-EKOFISKO analizó cómo cambia la composición de las aves según el tipo de vegetación, la estructura del bosque, el paisaje y la cantidad de madera muerta disponible.
El resultado fue claro: los bosques autóctonos son insustituibles.
No solo albergan más especies de aves forestales, sino también aquellas que viven en espacios abiertos como pastizales o matorrales.
“Los bosques naturales protegen tanto al trepador azul o al arrendajo, como al zorzal común o al jilguero”, explica Sertutxa.
Además, las aves interactúan mucho más con la vegetación nativa que con las plantas exóticas como el eucalipto.
Las especies autóctonas ofrecen alimento, refugio y frutos, mientras que las plantaciones son ecosistemas más simples, con menos recursos y menos oportunidades para la fauna.
Los investigadores insisten en que conservar y restaurar los bosques autóctonos es clave para mantener la diversidad de aves y la salud de los ecosistemas.
Con la prohibición de plantar eucaliptos en Bizkaia próxima a expirar en 2025, los resultados del estudio llegan en un momento decisivo.
“Quizá haya que reconsiderar el uso del eucalipto y apostar por estrategias forestales más sostenibles”, advierte Sertutxa.
El trabajo forma parte de la tesis doctoral de Unai Sertutxa Irazola, bajo la dirección de Ibone Ametzaga Arregi y Lorena Peña López, integrantes del grupo BEZ-EKOFISKO.
Este equipo, vinculado a la Cátedra UNESCO de Desarrollo Sostenible y Educación Ambiental, continúa investigando cómo lograr paisajes más resilientes y biodiversos.
Porque al final, como concluye el estudio, no todo lo que crece rápido florece para la vida.
Con información de Campusa.
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