Un reciente estudio evolutivo sobre la estructura microscópica de la madera de diversos árboles y arbustos emblemáticos ha llevado al descubrimiento de un nuevo tipo de madera.
Este hallazgo promete mejorar las técnicas de secuestro de carbono en bosques de plantación, especialmente usando el Árbol del Tulipán, común en jardines ornamentales.
Investigadores de la Universidad Jagiellonian y la Universidad de Cambridge, utilizando un microscopio electrónico de barrido a baja temperatura (cryo-SEM), descubrieron que los Árboles del Tulipán (Liriodendron tulipifera y Liriodendron chinense) poseen una estructura de macrofibrillas significativamente mayor que la de sus parientes de madera dura.
Esta nueva forma de madera, denominada «midwood«, podría ser la clave detrás de la rápida capacidad de crecimiento y almacenamiento de carbono de estos árboles.
La investigación, publicada en New Phytologist, revela que los Liriodendrons tienen una estructura de macrofibrillas intermedia, diferente tanto de la madera dura como de la blanda.
Hallazgo
Estos árboles se separaron de los magnolios hace unos 30-50 millones de años, coincidiendo con una rápida reducción del CO2 atmosférico, lo que podría explicar su eficacia en el almacenamiento de carbono.
El Dr. Jan Łyczakowski, autor principal del estudio, afirma que las macrofibrillas agrandadas de estos árboles son una adaptación que les permite capturar y almacenar grandes cantidades de carbono.
Siendo especialmente útiles para las plantaciones destinadas a la captura de carbono.
Este descubrimiento subraya la importancia de comprender la diversidad de la estructura de la madera para mejorar los programas de captura de carbono y mitigar el cambio climático.