México 16 agosto._ Se encontró a una muy peculiar criatura marina: Balhuticaris voltae. Su morfología se asemeja a un ciempiés o gusano marino con orejas gigantes y ojos alienígenas.
Se trata de un gigantesco artrópodo marino (como los actuales cangrejos) con un caparazón bivalvo único (lo que denominamos en un principio como “orejas”). Esta especie habitó las profundidades del océano durante el Cámbrico, es decir, hace aproximadamente 506 millones de años.
El descubrimiento por los investigadores se realizó en Burgess Shale, que es una formación geológica distinguida como uno de los sitios fósiles más importantes del mundo. De hecho, forma parte del patrimonio de la humanidad reconocida por la UNESCO y está ubicada en lo alto de las montañas rocosas canadienses, específicamente en el Parque Nacional Yoho.
Sitio único
De esta manera, Burgess Shale se considera un sitio único debido a que es el registro de uno de los primeros ecosistemas marinos de la Tierra, por lo cual nos brinda una visión tentadora de la vida tal como era hace más de 500 millones de años. Y es así como los paleontólogos nos permiten mirar al pasado con la caracterización de esta impresionante y enigmática especie.
Según se describe en el estudio publicado en iScience, Balhuticaris voltae es el artrópodo bivalvo más grande y uno de los artrópodos cámbricos de mayor tamaño. Con un cuerpo extremadamente alargado y multisegmentado, esta especie llego a medir casi 25 centímetros de longitud, lo que lo hace ser considerado un “gigantesco” entre los distintos animales de su tipo.
Animales increíbles
Las peculiares estructuras que en un principio nombramos incorrectamente “orejas”, en realidad es un caparazón muy inusual y único en forma de un arco que aparentemente cubre la primera sección del animal. Sin embargo, esta se extiende por debajo de él, con la finalidad de proveer protección, como en las especies actuales que portan esta ornamentación.
Además, los investigadores determinaron que este animal extinto estaba dotado de un sistema sensorial complejo. Probablemente era un ágil nadador, ya que cuenta con poderosos exópodos en forma de paleta. Son segmentos finales de color rojizo que observamos a lo largo del artrópodo, que, junto con la flexibilidad de su cuerpo le permitieron explorar las profundidades marinas sin ninguna complicación.
Este descubrimiento “aumenta la diversidad ecológica y funcional de los artrópodos bivalvos y sugiere que ocurrieron casos de gigantismo en más grupos de artrópodos de los reconocidos previamente”.
Fuente: eldiariomx.com