Los microplásticos son residuos de polímeros de menos de 5 milímetros de largo, resultado de décadas de producción de plásticos no biodegradables.
Un reciente estudio publicado en Science Advances encontró que los fagocitos de los ratones encapsulan los residuos de polímeros artificiales que viajan por su torrente sanguíneo, pero este proceso puede derivar en trombosis cerebral.
Con el tiempo, estos se desintegran en minúsculas moléculas que se incorporan a cada estrato de la cadena alimenticia. Investigadores han hallado microplásticos en el cielo, lluvia, mar y dentro de peces, aves, anfibios y mamíferos. Los humanos también presentan residuos en sus cuerpos, aunque las consecuencias para la salud aún no están claras.
Efectos
En el más reciente experimento para comprender los efectos de los residuos de plástico en un organismo, un equipo de biólogos de la Universidad de Beijing, China, monitoreó su comportamiento en una camada de ratones. Hasta ahora se teoriza que los microplásticos se descomponen en partes más pequeñas, de escala nanométrica, permitiendo su acceso a órganos vitales como el cerebro.
En el experimento, las partículas de poliestireno que invadieron a los ratones fueron teñidas con un color fluorescente para ser visibles bajo el microscopio. La técnica de imagen, llamada microscopía en miniatura de dos fotones, rastreó los microplásticos desde el tracto digestivo hasta el torrente sanguíneo.
Los neutrófilos y fagocitos, células del sistema inmunitario, envolvieron las partículas para proteger el cuerpo huésped. Sin embargo, al atravesar los delgados vasos sanguíneos, algunas de estas células quedaron atrapadas, generando coágulos en el cerebro. Haipeng Huang, autor principal del artículo, comparó el proceso con un accidente automovilístico en los vasos sanguíneos.