“La faz de la Tierra en el siglo XXI se ve afectada de una manera sin precedentes por las actividades de la humanidad, la producción y acumulación de objetos creados por el hombre».
Según un nuevo estudio del Instituto de Ciencias Weizmann, que ha analizado la cantidad y peso estimado de los objetos inanimados que los humanos producen, este 2020, y por primera vez en la historia de este planeta, la masa de los productos antropogénicos ha superado la masa de todos los seres vivos que habitan en él.
Según la Revista Nature, por cada persona en el mundo se produce una cantidad de masa antropogénica mayor que su peso corporal cada semana”.
En este trabajo, los seres humanos tan solo representamos el 0,01% de la biomasa planetaria. Sin embargo, nuestras actividades han tenido serias repercusiones desde hace 3 mil años.
Por ejemplo, desde la revolución agrícola, las personas han reducido a la mitad la masa total que representan las plantas hasta alcanzar aproximadamente el valor actual.
Sin embargo, esos impactos no pueden comprarse con lo que los autores han descubierto que ocurrieron a partir de 1900. Durante ese año, la masa antropogénica era similar al 3% de la biomasa natural del planeta.
Con el paso de los años, la masa artificial comenzó a crecer notablemente, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial cuando se registró un pico de crecimiento estimado en un 5% anual.
Durante los últimos 20 años se ha doblado ese incremento hasta alcanzar la biomasa natural del planeta. De seguir con este ritmo, los investigadores advierten que la masa antropogénica triplicará la masa natural en 2040.
“Los esfuerzos anteriores, como la cuantificación de la apropiación humana de la producción primaria neta, se han centrado en la asignación del flujo de productividad de la biosfera para el uso humano. La masa antropogénica, cuya acumulación está documentada en este estudio, no surge del stock de biomasa sino de la transformación del stock de órdenes de magnitud superior, principalmente de rocas y minerales. Al hacerlo, la humanidad está convirtiendo los depósitos geológicos cercanos a la superficie en una forma socialmente útil, con amplias implicaciones para los hábitats naturales, la biodiversidad y varios ciclos climáticos y biogeoquímicos”, comentan los autores en el estudio.
Ante esta situación, los investigadores reclaman mayor conciencia para comenzar a vernos como lo que realmente somos y, por lo tanto, advierten de tomar una responsabilidad.