México 6 julio._El águila que llora es una de las especies de aves rapaces de mayor tamaño pero está al borde de la extinción. Puede llegar a pesar más de tres kilos y medio. Tiene su plumaje de color gris cenizo y una cresta que podría llamar la atención. Pero hay algo más que la destaca: es el águila que llora. Emite un silbido como un llanto constante.
Solo quedan menos de 1.000 individuos adultos en su área de distribución que va desde el sur de Brasil, Paraguay y Bolivia hasta el norte de la Patagonia argentina, en la provincia de Río Negro. En Uruguay, ya se extinguió. Pero aún hay esperanza, y el equipo de científicos que estudian al águila necesita de la ayuda de la comunidad.
Esa especie de águila ha recibido diferentes nombres. Los pobladores rurales la llaman el “águila que llora”. Pero también se conoce como águila de Azara, coronada o águila del Chaco. De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el ave se encuentra clasificada en la categoría “en peligro” por la escasa cantidad de individuos que aún sobreviven.
Conservación
Desde hace más de veinte años científicos del Centro para el Estudio y Conservación de las Aves Rapaces en Argentina (CECARA), que fue creado en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de La Pampa, trabajan para investigar la biología del águila que llora, aplicar medidas que sirvan para favorecer su conservación y para difundir el conocimiento y la importancia de la especie en los ecosistemas.
En 2001 los investigadores dieron con registros de águilas coronadas que habían muerto por disparos en el centro de la provincia argentina de La Pampa. Hablaron con los pobladores locales. Identificaron que había un “conflicto” entre la especie y los habitantes de las zonas donde vive. Varios de los pobladores creían que el águila coronada depredaba sus ovejas y cabras y por eso la consideraban como un “enemigo”.
Fuente: infobae.com