Investigadores del Instituto Italiano de Tecnología (IIT) ha logrado crear una batería comestible como un importante avance en soluciones de energía sostenible.
En un artículo publicado recientemente en la revista Advanced Materials, el grupo de investigación del IIT ha presentado una batería completamente comestible y recargable.
Elaborada a partir de materiales comúnmente encontrados en nuestra dieta diaria.
El equipo, liderado por Mario Caironi, coordinador del laboratorio de Electrónica Molecular e Impresa del IIT, se inspiró en las reacciones redox naturales que ocurren dentro de los organismos vivos.
Aprovechando este conocimiento, desarrollaron con éxito una batería que utiliza riboflavina (vitamina B2) como ánodo y quercetina (un suplemento alimenticio e ingrediente) como cátodo.
Además, incorporaron carbón activado, un medicamento de venta libre comúnmente disponible, para mejorar la conductividad eléctrica. El electrolito, crucial para el funcionamiento de la batería, es a base de agua.
Diferenciándose del diseño convencional de las baterías, el equipo utilizó alga nori, comúnmente utilizada en sushi, como separador para evitar cortocircuitos.
Los electrodos fueron encapsulados en cera de abejas, con contactos de oro de grado alimenticio que emergen de un soporte derivado de celulosa.
Operando a un voltaje seguro de 0.65 V cuando se ingiere, esta batería comestible puede suministrar una corriente de 48 μA durante 12 minutos o algunos microamperios durante más de una hora. Esta capacidad es suficiente para alimentar pequeños dispositivos electrónicos, como LED de baja potencia, durante un período limitado.