China ha conseguido poner en órbita, por vez primera, una nave que luego ha podido recuperar y aterrizar sin incidentes. En medio de lo que ha sido una misión llevada con un importante secretismo, desde los medios locales señalan que se trata de un paso de enorme relevancia para el país.
El lanzamiento de la nave, de la que se desconoce cualquier tipo de detalle, se realizó con la propulsión de un cohete Long March 2F. Esta se mantuvo durante dos días en órbita antes de descender finalmente. Los pormenores de la operación no han sido revelados.
«El éxito indica que China ha logrado avances clave en la investigación de las tecnologías reutilizables de la nave espacial. Proporcionará un transporte más conveniente y económico para el uso pacífico del espacio en el futuro», han informado medios locales.